LOS MÁRTIRES EN MADAGASCAR
Sabemos que nuestros mártires se preparaban para ser misioneros y soñaban anhelando el día que partirían a tierras lejanas, pero… ¿soñaron alguna vez con llegar a Madagascar? Nunca lo sabremos, lo que sí sabemos es que en Madagascar ya se habla de los mártires oblatos de Pozuelo y que no sólo son conocidos sino que son fuente de inspiración para nuestros misioneros oblatos, especialmente para los jóvenes oblatos malgaches. Madagascar, un país del que enamorarse y una misión entre los más pobres que vale la pena conocer.
Aprovechando la
visita a esta Delegación oblata de Madagascar fui invitado a presentar el
testimonio de los recién beatificados mártires oblatos. Un día entero estaba
reservado para todos los jóvenes en formación: 10 prenovicios, 10 novicios y 14
escolásticos, junto con sus formadores. Más tarde y aprovechando la visita a
cada comunidad de Madagascar donde nuestros admirables misioneros mostraban su
interés por conocer su testimonio. ¿Qué es lo que más les llamaba la atención a
nuestros oblatos en Madagascar?
La oblación, ser
capaces de dar la vida en testimonio de fe. En Madagascar muchos de nuestros
misioneros pasan varios días visitando a las poblaciones más alejadas, allá
donde hay que acceder en canoa, en moto o a pie. En zonas donde nadie se atreve
a ir por los peligros de animales, la inseguridad, los riesgos de enfermedades…
ellos me dijeron que el testimonio de nuestros mártires les animaba a dar su
vida por la misión entre los más pobres.
La comunidad,
porque, como dijeron nuestros mártires, “cuando estamos juntos, somos fuertes”.
Una comunidad que da testimonio del amor de Dios con todas las consecuencias y hasta
el extremo.
La reconciliación,
el perdón, tanto en el interior de la comunidad como en el momento de perdonar
a sus propios verdugos. Una reconciliación tan necesaria en una sociedad
que vive desde hace unos años en una inestabilidad social y política y que
necesita testimonio de personas capaces de reconciliar y perdonar, sobre todo
para vivir en paz y armonía entre los 18 grupos tribales diferentes que habitan
en la cuarta isla más grande del mundo…
El amor a Jesús, a
María y a la Iglesia… estos y otros detalles eran los que compartían conmigo
los oblatos después de nuestros encuentros. Al final de cada sesión suelo jugar
con la imagen de los mártires y alguna foto de los oblatos de los distintos
países que visito mostrando gráficamente que lo que los mártires hicieron ayer
hoy nos toca a nosotros actualizarlo. Sí, la llamada a la santidad que pude ver
cómo impactaba en nuestras jóvenes vocaciones malgachas. Ahora nuestros beatos
mártires nos ayudan en este camino y nos dicen que es posible vivir esta
apasionante aventura de ser santos.
Por cierto, pude
comprobar cómo en alguna de las Iglesias de los oblatos de Madagascar
celebraron la Beatificación y recibieron con alegría las imágenes que nuestro
Postulador General, el P. Joaquín Martínez, les había hecho llegar y
recibían con devoción y agradecimiento. Sí, los sueños misioneros de los
mártires se van haciendo realidad en países en los que tal vez nunca soñaron…
nuestros mártires misioneros también han llegado a Madagascar.
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