Un Padre Carmelita Teresiano (OCD) declaró a favor del martirio de nuestros Mártires. Se trata del P. Alberto (Emigdio) Pacho Polvorinos, que nació en Calaveras de Arriba – Almanza (León) hace 71 años. Sacerdote, religioso profeso, reside en León, c/ Sta. Teresa, 2, en el convento de los
Padres Carmelitas.
La deposición
del testigo entrada particularmente sobre su tío Francisco Polvorinos se basa en las referencias de su
familia y de los Oblatos supervivientes sobre todo.
La Pintora del cuadro que se desveló en la beatificación, Rosa Mª Lorenzo, antes de plasmar sus retratos sobre el lienzo, se informó a fondo sobre la vida y vivencias de esos jóvenes Mártires (mis niños lo llamaba ella cariñosamente). Quedó impactada por varios de ellos. Uno fue Francisco Polvorinos. En el cuadro quiso plasmar aquella frase suya: “La Iglesia siempre será perseguida, pero nunca vencida”
Rosa María muestra su cuadro en elaboración
P. Alberto, ¿tiene usted algún parentesco con alguno de los Mártires Oblatos?
Soy sobrino carnal por parte materna del Siervo de Dios Francisco Polvorinos Gómez. Las
referencias que tengo son por lo que oí en mi familia y en el ambiente del
pueblo, sobre todo a partir de su martirio. También tengo referencias de
algunos oblatos con quienes he cambiado impresiones por el deseo que tenía de
tener más datos sobre mi tío.
¿Qué sabe del ambiente familiar de su tío
Francisco?
Su padre se llamaba
Máximo y su madre Engracia. Sus padres (mis abuelos) eran campesinos y pastores
con una pequeña hacienda de condición social muy humilde. Eran gente de
conducta moral muy sana. No he oído, ni remotamente, ninguna nota desfavorable
en este sentido acerca de ellos. Era gente muy religiosa y solamente he oído de
un hermano que en la época de la República era algo más frío religiosamente
hablando. Acentuaba esta actitud, la conducta religiosa y piadosa llevada por
el Siervo de Dios.
Sobre el ambiente
religioso de la familia lo puede expresar un ejemplo: En la casa se rezaba el
rosario presidido por el abuelo, padre del Siervo de Dios, que pertenecía a la
Cofradía del Santísimo Sacramento del pueblo. Normalmente, cuando iba a
comenzar el Rosario se quitaba la boina.
Recuerdo de mi madre la
devoción a san José, que había recibido de su madre que era la madre del Siervo
de Dios.
Y él personalmente, ¿cómo vivió su
infancia, su adolescencia?
Tuvo una infancia
normal, como todos los niños de su época. Asistió a la escuela que ya existía
en el pueblo desde el siglo pasado en un edificio nuevo construido en 1906. También
asistió a la catequesis parroquial, preparándose debidamente para la Primera Comunión
como era normal en aquel tiempo en el pueblo, como una consecuencia normal del
ambiente religioso de la familia. Todo esto lo sé por lo que he oído y
percibido en mi familia y en los sacerdotes de aquella época que he conocido.
Estimo que en el Siervo
de Dios destacaban las devociones propias de la familia, que ya he indicado
anteriormente.
¿Cómo surgió su vocación religiosa?
Parece que su vocación
tuvo sus primeros momentos ante el hecho de que fueron muchos compañeros
también al Seminario Menor de los Oblatos en Urnieta. Tengo entendido que quiso
ir a los Jesuitas de Carrión de los Condes (Palencia), a donde habían ido otros
jóvenes del pueblo, pero no fue recibido por rebasar la edad. Esto le produjo
contrariedad y ansiedad espiritual percibida por su padre y los demás miembros
de la familia. Interrogado por su padre le manifestó que su ansiedad se debía a
no poder realizar su deseo de entrar en un seminario menor. Esto lo sé porque
muchas veces yo mismo se lo he oído a mi abuelo, padre del Siervo de Dios. Fue
a raíz de esto cuando comenzaron otras gestiones y pudo ir al Seminario Menor
de los Oblatos. Tenía 16 años.
Logra por fin ser admitido en el
Juniorado. Y allí, ¿cómo vivió?
Llevaba una vida normal,
muy piadosa, como se llevaba en el Centro, y se percibía en las cartas
dirigidas a la familia. Recuerdo bien los comentarios de las cartas pero no sé
que se conserve ninguna de ellas. Estimo que tenía mucha devoción a la
Inmaculada, pues en casa se recibía la revista “La Purísima”. Era una
continuidad de la devoción a la Virgen que se vivía en la familia. Esto de la
revista lo sé por conocimiento directo.
También oí comentar que
era muy obsequioso con el párroco y que le atendía bien durante las vacaciones.
Ayudaba en las misas y asistía a la Iglesia en las vacaciones y se llevaba muy
bien con el párroco.
Era muy apreciado y
querido en el pueblo en general, según he podido constatar por los comentarios
oídos posteriormente. Era de una gran simpatía que se manifestaba en la
sencillez con que sintonizaba con la gente. Era frecuentísimo que reuniera un
grupito de gente siempre que salía a la calle cuando iba de vacaciones. Todo
esto lo he oído repetidas veces, tanto en mi familia, como a la gente del
pueblo.
Hace un año de
noviciado y pasa a Pozuelo para hacer los estudios previos al sacerdocio. ¿Qué
se sabe de esa nueva etapa?
Lo que puedo decir es que tengo la impresión de que era muy responsable
en los estudios y en la preparación para el sacerdocio y la vida religiosa. En
concreto pude apreciar de niño sus cuadernos de estudios y estaban muy ordenados
y completos.
Pienso que su ocupación en estos años fue la propia de un estudiante que
se prepara al sacerdocio y la vida religiosa.
Al ser llamado al servicio militar, alrededor del curso 1933-1934, debió
interrumpir los estudios. Durante su estancia en el Servicio Militar, que lo
hizo en Segovia, le encomendaron hacer de guía en el Alcázar para los turistas.
Se ganaba la simpatía de los visitantes y como consecuencia recibía buenas
propinas. Este dinero tengo entendido que lo dedicó a arreglarse la dentadura.
Recuerdo también que en los años anteriores a 1936, en algunos momentos
durante las vacaciones, especialmente en torno a la fiesta de su pueblo natal,
el 15 de Agosto, polemizaba con algunos que se habían dejado llevar por las
propagandas antirreligiosas y defendía brillantemente a la Iglesia. Tengo idea
de oír, siendo yo muy pequeño, la algarabía que se formaba en estas polémicas.
Después he oído que él decía, referente a esto,
“La Iglesia siempre será perseguida, pero nunca será vencida”.
Había en España
una situación hostil a la Iglesia. ¿Cómo lo vivió él?
El ambiente
sociopolítico en España, que llegaba hasta los últimos rincones, era
enrarecido, exasperado y amenazante. Este ambiente llegó incluso hasta el
pueblo natal del Siervo de Dios, Calaveras de Arribas (León). Pienso que este
mismo ambiente se respiraba también en Madrid y sus alrededores.
En los meses
inmediatamente anteriores al 18 de Julio de 1936, noté, muy vivamente, la
preocupación de mi madre por la suerte que podía correr su hermano Francisco
ante los gravísimos presagios que llegaban hasta allí desde la capital.
Teníamos también en la familia dos primas de mi madre religiosas: una de las
cuales, Adoratriz, que vivía en el Convento de la calle Princesa, Cesárea de
Prado, enviaba noticias preocupantes sobre la situación en Madrid. Estas
noticias se cortaron a partir del 18 de julio. Sé que esta religiosa estuvo
también detenida, y que dio un precioso testimonio de fe.
Sé que en Pozuelo había
un sector radical que estaba en la línea de persecución religiosa y, por tanto,
con la mira puesta en un Centro religioso tan acreditado, como el Seminario de
los Oblatos. Esto es un reflejo de la situación que ya he descrito, y debido a
las causas que están histórica y críticamente bien fijadas.
Sin noticias, ansiedad en la familia y en
el pueblo: ¿qué habrá sido de él?
Desde el 18 de Julio de
1936 hasta el mes de mayo de 1937 en la familia no tuvimos ninguna noticia
directa ni fidedigna de lo que hubiera podido sucederle, viviendo durante todos
estos meses con la ansiedad y en presentimiento de que algo le había sucedido.
Aunque era pequeño, recuerdo perfectamente esta situación que se vivía en la
familia. Por ejemplo, recuerdo que mi madre repe-tía con frecuencia esta
expresión: “¡Que habrán hecho con él!”. También en el pueblo había una especial
preocupación por lo que le hubiera podido pasar, pues como he dicho
anteriormente era muy apreciado.
Más tarde, ¿supieron algo de lo ocurrido?
Siempre he oído que fue
detenido con todos los miembros de su Comunidad y retenido en el mismo
Convento, unos días después del comienzo de la guerra. Él quedó, junto con los
otros miembros de la Comunidad, en calidad de rehén, sin saber qué suerte les esperaba.
Sufrieron distintos interrogatorios y pesquisas, amenazados por las armas,
buscando pretextos para poder ejecutarlos. Esto se deduce de determinadas
indagaciones sobre posibles ideas políticas que les pudieran servir de coartada
para proceder contra ellos, ya que en el ambiente enrarecido, que entonces se
respiraba, podía darles una apariencia de razón suficiente para lo que, de
hecho, pensaban hacer con ellos, aunque el motivo de fondo era, sin duda, única
y exclusivamente, su condición de religiosos. De esto no tengo la menor duda.
¿Cuál sería la causa de su detención?
Fue pues, detenido única y exclusivamente por su
condición de religioso, tanto él como los demás compañeros de Comunidad. Me he
hecho esta impresión, sobre todo, por la reacción directa y espontánea de los
familiares, en casa, que lo percibieron claramente como víctima de una
persecución.
Su tarea era continuar
sus estudios y prepararse al sacerdocio por el que sentía gran atracción y para
el que de verdad quería prepararse muy bien. Esto lo he percibido directamente
en las reacciones y comentarios de mi madre. Estoy seguro que no tenía
actividad, ni filiación política de ninguna clase.
¿Preveían la detención?
Es fácil pensar que sí,
dado el ambiente ya descrito. He oído que fue detenido por miembros del Frente
Popular de Pozuelo, dirigidos por un cabecilla, llamado Arturo Porras. Supongo
que su reacción y conducta ante la detención fue coherente con su profunda vida
religiosa y ante la inminencia de lo que se le echaba encima.
Y tras la detención, ¿cómo vivió?
Desde que fue detenido
hasta la madrugada del 24 de Julio, aparte de las vejaciones a que fue sometida
toda la Comunidad, que ya he manifestado, no me consta que sufriera otros
interrogatorios, pero sí sospecho que, lo mismo que a los compañeros, le
sometieran por lo menos a desprecios y malos tratos. Tengo entendido que en el
poco tiempo que estuvieron detenidos en el Convento de Pozuelo, llevaban una
vida intensamente espiritual. Recibió la Eucaristía, que en su caso y el de sus
seis compañeros, fue como el Viático,
cuando decidieron, en Comunidad, consumir la Eucaristía para evitar
profanaciones. Todo esto lo sé por referencias de los supervivientes.
Su tío Francisco, ¿cuándo y cómo murió?
Por esas mismas
referencias (de los supervivientes) sé que en la madrugada del 24 de Julio de
1936 los milicianos, capitaneados por el tal llamado Porras, leyeron una lista
de siete nombres de Oblatos, entre los que incluyeron a mi tío. También a esa
lista añadieron el nombre de un seglar, que había sido llevado allí como
prisionero y conocido de los Oblatos por su conducta de católico practicante.
Todos ellos fueron conducidos en dos coches a un lugar que no conozco y donde
fueron sacrificados. Durante algún tiempo, por diversas indicaciones creí que
era la Casa de Campo, aunque otros, posteriormente, han asegurado que fue en
las cercas del Cementerio de Aravaca.
En las circunstancias
concretas en que tuvo lugar el martirio es difícil que pudiera librarse de la
muerte, a no ser por una apostasía que nunca se dio.
¿Cómo y cuando se enteró de su martirio?
La primera noticia que
yo recibí de su muerte como martirio fue la carta enviada al padre del Siervo
de Dios a primeros de mayo de 1937, firmada por el Padre Matías Mediavilla
o.m.i., cuyo original conservo y que he leído numerosas veces. Esta carta se
conservó en mi propia familia con veneración. En ella, recuerdo, y se puede verificar,
que se dice que su hijo es una de las víctimas inmoladas por los enemigos de la
fe.
¿Qué repercusión tuvo esta noticia en el
pueblo?
La noticia causó en el
pueblo una impresión muy fuerte, por lo apreciado que era entre todos los
vecinos, por su bondad y carácter religioso, con diferencia con los otros que
murieron durante la guerra. Esto lo recuerdo porque yo mismo lo viví. Se tenía
conciencia de que su muerte se debía especialmente a su carácter religioso.
Recuerdo que su funeral fue el más solemne de cuantos se celebraron por los
caídos en la contienda, subrayando el hecho de que su muerte se debió a su
carácter de consagrado. Creo asegurar sin equivocarme que cuantos asistieron a
su funeral especialmente el párroco que lo presidio, D. Carlos Fernández,
tenían conciencia de que su muerte era un verdadero martirio. Todo esto, aunque
yo era un niño, lo pude vivir y me impresionó hondamente. Su funeral constituyó
una verdadera manifestación en el pueblo; yo no había visto nunca tanta gente
en el pueblo en un acto religioso.
En la puerta del
Cementerio pusieron una placa con los fallecidos durante la guerra y el primero
era el Siervo de Dios. El ocupar este lugar fue debido a la apreciación que se
tenía de que se trataba de un mártir.
¿Y en la
familia?
En la familia se era consciente de que la muerte había sido totalmente injusta
y debida únicamente a su carácter de religioso. Por lo mismo siempre se le ha
tenido por mártir en la familia y entre mis hermanos.
La fama se ha mantenido en la familia. Yo
personalmente lo tengo por mártir y me encomiendo a él.
¿Qué virtudes resaltaría de él?
La fe. La primera manifestación de fe fue la lucha que tuvo por su vocación y
su fidelidad a la misma, como ya he declarado. También lo es la conducta
ejemplar que mantenía, tanto en familia, como en manifestaciones religiosas que
tenía en las estancias en el pueblo.
La esperanza: Como confianza en Dios tenía un gran esmero por formarse y un deseo por
ser sacerdote. Recuerdo haberle oído a mi madre que en un momento determinado
del último año que estuvo de vacaciones fue a cuidar a una enferma y le
prometió, que celebraría por ella la primera misa.
El amor a Dios: Su propia vida y la fidelidad a su vocación y, por supuesto, el martirio,
fueron claras expresiones de su caridad para con Dios.
Amor al prójimo: La fama que tenía, sobre todo entre la familia, era la de ser muy
servicial y estar a disposición de todos. Me consta que tenía preocupación especialmente
por una hermana, que estaba sirviendo en un pueblo vecino en la casa de un
maestro, y que no se encontraba muy a gusto. El se mostraba dispuesto para
mejorar la situación de ella, en cuanto tuviera posibilidad de hacerlo.
¿Otros rasgos espirituales?
La fortaleza: La fidelidad durante su vida religiosa, y sobre todo el hecho del
martirio, suponía una práctica de esta virtud.
La pobreza: En su familia se vivía la
austeridad, y se cumplían perfectamente los ayunos y abstinencias prescritos
por la Iglesia. Esto le marcó hondamente y es de suponer que, en su vida religiosa, continuaría practicando la
austeridad.
La pobreza la vivió en
la familia; posiblemente se le quedó como un rasgo de su sensibilidad
espiritual.
La castidad: He oído varias veces a quienes le conocieron, que
en un momento determinado, no hizo caso a una joven que se le acercó mostrando
interés por él. La rechazó porque él había tomado ya su opción religiosa.
¿Sabe si se le atribuyen gracias o favores
obtenidos por su intercesión?
Lo que puedo decir sobre
esto es que personalmente he encomendado algunas cosas al Siervo de Dios y la
recuperación física de la persona y mi serenidad espiritual creo que se debe a
la intercesión del Siervo de Dios.
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