El P. Ernesto, incombustible, sigue al pie del cañón con el coro de la parroquia Virgen Peregrina y con su grupo "Canta y Camina", entre otras muchas tareas pastorles...
Soy sacerdote religioso
profeso en la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, por
lo que me une a los Siervos de Dios el pertenecer a la misma Congregación. El
conocimiento que tengo de ellos es por lo que he oído a sus compañeros supervivientes,
primero en las distintas etapas de mi formación (Seminario Menor, Noviciado y
Seminario Mayor), y posteriormente como sacerdote y miembro de la Congregación.
Recuerdo que la primera vez que oí noticias sobre lo que había
sucedido a nuestros Mártires fue en el Seminario Menor de Hernani, cursando yo
segundo curso de humanidades, que por una serie de circunstancias reunieron a
los más pequeños en el frontón, y uno de los supervivientes, el Padre Severino
Díez Fontecha, nos contó sus vivencias con relación a lo sucedido en la Guerra
Civil, habiendo sido él mismo protagonista.
Conocimiento y relación con las familias de los Mártires
No tengo datos concretos
sobre las familias de los Siervos de Dios, a excepción de la de Clemente
Rodríguez, por tener también un hermano Oblato y unas hermanas religiosas de la
Sagrada Familia de Burdeos con los que he tratado. Es una familia muy religiosa
y de condición social sencilla.
También he conocido a
sobrinos carnales del Siervo de Dios Francisco Polvorinos. También se trata de
una familia religiosa, en la cual existían cuatro o cinco religiosos, y de una
condición social sencilla.
Otra familia de las que
conocí fue la del Siervo de Dios P. José Vega, porque su hermano Álvaro fue
provincial mío y tuve mucha relación con él, incluso antes de ser provincial
cuando estaba destinado en Argentina y venía a visitarnos. Por los datos que
tengo de él, la familia era también muy religiosa y muy sencilla, una familia
muy numerosa.
Cómo vivieron su noviciado y escolasticado
Por lo que yo viví en el
año 1946-47 supongo que sería parecido, destacándose por una gran vivencia de
los votos religiosos, así como una austeridad en toda nuestra vida.
Por otra parte, se nos
inculcaba desde pequeños, como una tradición viva en la Congregación, la devoción
a la Virgen. Lo que sí puedo decir, por habérselo oído a testigos que lo
vivieron, es que en ese tiempo vivían en una gran pobreza.
Qué se sabe de su labor
En cuanto a los
sacerdotes, oí siempre hablar del Padre José Vega como muy buen profesor; del Padre
Provincial Francisco Esteban como un hombre recto y muy austero para su propia
persona. De los otros Mártires, no sacerdotes, estaban dedicados a sus
estudios, y supongo, que siguiendo la tradición de los Oblatos de Pozuelo,
ayudarían en la catequesis al párroco.
Yo he oído contar a los
supervivientes, que el ambiente que existía en Pozuelo en el mes de julio de
1936 era de auténtica persecución y amenaza, inclusive poniendo dichas amenazas
por escrito en los muros que estaban delante del Convento. Para mí este clima
se debía, fundamentalmente, a una actitud anticlerical que, de forma radical,
se había extendido por toda España.
Según tengo oído a
supervivientes, en el Convento entró un tal Porras, del pueblo, acompañado por
milicianos, que llevaron a toda la Comunidad al comedor. Estos milicianos
registraron toda la casa y se adueñaron de la misma. También oí que el Superior,
el Padre Vicente Blanco, reunió a la Comunidad para consumir el Santísimo y que
fue un momento muy emotivo.
Estando la Comunidad
bajo la amenaza de los milicianos, leyeron una lista de siete Oblatos que se
los llevaron sin que después se haya sabido más de ellos, ni el lugar exacto
donde los fusilaron.
Los Oblatos se dedicaban
a sus tareas sacerdotales o de estudiantes y no he oído que ninguno tuviera
afiliación política cuando fueron detenidos.
Detención y clandestinidad: ninguno negó su
identidad religiosa
Después de ser detenidos
en el Convento de Pozuelo, quiero recordar que fueron llevados a la Dirección
General de Seguridad y que allí los dejaron en libertad yendo cada uno a
refugiarse a lugares de personas conocidas, de familiares y también a la Casa
Provincial. Recuerdo que entre estas casas a las que fueron los supervivientes
nos contaban que unos fueron a la casa del sastre que nos hacía las sotanas;
otros a casa de unos amigos que vendían patatas, lugar en el que estuvo el
Padre Severino Díez Fontecha del que he hecho mención anteriormente. Otros
fueron a pensiones regentadas por gente conocida.
He oído de la prudencia
de algunos para no comprometer a las familias en las que se encontraban y
también he oído que el Padre Provincial Francisco Esteban, aún con riesgo de su
vida procuraba visitarles, así como el Padre José Vega, que no murió entonces,
también procuraba llevar noticias y visitarles.
Sobre la segunda
detención, lo único que puedo decir es que todos fueron detenidos, que ninguno
negó su condición de religioso, y que fueron conducidos a la Cárcel Modelo.
Sobre la vida en la cárcel, yo he oído directamente a supervivientes, cómo
existía un gran ambiente religioso entre los miembros de los Oblatos. También
estaban con ellos miembros de otros institutos religiosos, como los ya
beatificados Hermanos de San Juan de Dios y los Agustinos de la Comunidad del
Escorial. El ambiente que reinaba era de paz, alegría, religiosidad, e incluso,
también atrajeron a otros compañeros de prisión que no pertenecían a ningún instituto religioso. Por los datos que
yo he recibido carecían de muchas cosas materiales y lo pasaron físicamente
mal.
Por haberlo oído
directamente a los supervivientes, sé que se leían unas listas; que cuando las
oían ya sabían que los iban a sacar para matarlos. Yo he oído al Padre Mariano
Martín, superviviente, que cuando Serviliano Riaño oyó su nombre se le acercó y
pidió la absolución.
Previsión y aceptación del martirio
Yo estimo, por los datos
que tengo que, dado el ambiente en que vivían los Siervos de Dios, preveían el
martirio y este hecho lo demuestra lo que acabo de declarar sobre la actitud de
Serviliano Riaño al oír su nombre. El único móvil que les podía guiar era el
sobrenatural. También estimo que les podía ayudar a todo esto la educación y
vivencia espiritual que habían recibido y que se mantiene viva en la
Congregación en la cual se reza una oración a la Santísima Virgen aceptando la
voluntad de Dios hasta la muerte.
Por los datos que yo
tengo ellos eran conscientes de que los mataban por el hecho de ser religiosos
y por el odio a la fe cristiana.
Respecto al lugar del
martirio, de los siete primeros que fueron sacados en Pozuelo nos es desconocido.
Respecto al resto de la Comunidad, fueron fusilados en Paracuellos del Jarama
el día 28 de noviembre de 1936. En mis años de formación en el Seminario Mayor,
recuerdo que íbamos todos los años a rezar allí.
Recabamos información sobre
sus vidas y fama de martirio
Como ya he dicho, desde
que entré en la Congregación he oído
hablar de nuestros mártires, sobre todo en el año del Noviciado y durante el
Seminario Mayor. Nosotros incluso teníamos concursos de trabajos en prosa o
verso sobre los mártires. En esos trabajos, un año, como actividad, nos
repartimos para escribir a familias de los mártires para recabar información.
Además, al menos una vez al año, íbamos al
Cementerio de Paracuellos y también he ido, a un lugar en el campo, donde
supuestamente fueron martirizados los siete primeros.
Esta fama de martirio ha
permanecido hasta nuestros días y en el Seminario de Pozuelo existe actualmente
una lápida que los recuerda. Entre la
gente también está viva esta fama y no sólo en Pozuelo, donde tienen dedicada
una calle que se llama “Mártires Oblatos”, sino
también entre los mismos feligreses de la parroquia Virgen Peregrina de
Madrid.
En la revista que
editamos para los Oblatos españoles que se encuentran en cualquier misión del
mundo llamada “Nosotros OMI”, en los meses de junio y noviembre hacemos una
mención especial, haciendo resaltar los nombres y con artículos sobre el tema.
Tenemos constancia de que estos recordatorios han producido un agrado especial
entre todos aquellos que los reciben y también entre nuestros Superiores.
Yo personalmente les
rezo, y los tengo por verdaderos mártires. Todos los días se reza a los
mártires en la parroquia pidiendo por su beatificación y por las vocaciones. Personalmente
estimo que el florecimiento vocacional que tenemos en este momento en la
Congregación, al menos en la provincia de España, se debe a una gracia obtenida
por intercesión de los mártires.
Madrid, 26 de agosto de 1999
Madrid, 26 de agosto de 1999
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