lunes, 16 de marzo de 2015

El P. Ernesto declara



Ernesto del Blanco Ormazábal nació en Almanza (León) hace 73 años (a la hora de deponer este testimonio). Reside en Madrid, c/ Diego de León 36bis, Madrid. Declara sobre todos los Mártires Oblato. Resalta la fama de martirio en la Congregación de los Oblatos. Su testimonio se basa en lo que ha visto y oído a los supervivientes a lo largo de su vida, sobre todos durante los años de su formación.
El P. Ernesto, incombustible, sigue al pie del cañón con el coro de la parroquia Virgen Peregrina y con su grupo "Canta y Camina", entre otras muchas tareas pastorles...


Soy sacerdote religioso profeso en la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, por lo que me une a los Siervos de Dios el pertenecer a la misma Congregación. El conocimiento que tengo de ellos es por lo que he oído a sus compañeros supervivientes, primero en las distintas etapas de mi formación (Seminario Menor, Noviciado y Seminario Mayor), y posteriormente como sacerdote y miembro de la Congregación.
      Recuerdo que la primera vez que oí noticias sobre lo que había sucedido a nuestros Mártires fue en el Seminario Menor de Hernani, cursando yo segundo curso de humanidades, que por una serie de circunstancias reunieron a los más pequeños en el frontón, y uno de los supervivientes, el Padre Severino Díez Fontecha, nos contó sus vivencias con relación a lo sucedido en la Guerra Civil, habiendo sido él mismo protagonista.

Conocimiento y relación con las familias de los Mártires

No tengo datos concretos sobre las familias de los Siervos de Dios, a excepción de la de Clemente Rodríguez, por tener también un hermano Oblato y unas hermanas religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos con los que he tratado. Es una familia muy religiosa y de condición social sencilla.
También he conocido a sobrinos carnales del Siervo de Dios Francisco Polvorinos. También se trata de una familia religiosa, en la cual existían cuatro o cinco religiosos, y de una condición social sencilla.
Otra familia de las que conocí fue la del Siervo de Dios P. José Vega, porque su hermano Álvaro fue provincial mío y tuve mucha relación con él, incluso antes de ser provincial cuando estaba destinado en Argentina y venía a visitarnos. Por los datos que tengo de él, la familia era también muy religiosa y muy sencilla, una familia muy numerosa.

Cómo vivieron su noviciado y escolasticado     

Por lo que yo viví en el año 1946-47 supongo que sería parecido, destacándose por una gran vivencia de los votos religiosos, así como una austeridad en toda nuestra vida.
Por otra parte, se nos inculcaba desde pequeños, como una tradición viva en la Congregación, la devoción a la Virgen. Lo que sí puedo decir, por habérselo oído a testigos que lo vivieron, es que en ese tiempo vivían en una gran pobreza.

Qué se sabe de su labor

En cuanto a los sacerdotes, oí siempre hablar del Padre José Vega como muy buen profesor; del Padre Provincial Francisco Esteban como un hombre recto y muy austero para su propia persona. De los otros Mártires, no sacerdotes, estaban dedicados a sus estudios, y supongo, que siguiendo la tradición de los Oblatos de Pozuelo, ayudarían en la catequesis al párroco. 

Yo he oído contar a los supervivientes, que el ambiente que existía en Pozuelo en el mes de julio de 1936 era de auténtica persecución y amenaza, inclusive poniendo dichas amenazas por escrito en los muros que estaban delante del Convento. Para mí este clima se debía, fundamentalmente, a una actitud anticlerical que, de forma radical, se había extendido por toda España.
Según tengo oído a supervivientes, en el Convento entró un tal Porras, del pueblo, acompañado por milicianos, que llevaron a toda la Comunidad al comedor. Estos milicianos registraron toda la casa y se adueñaron de la misma. También oí que el Superior, el Padre Vicente Blanco, reunió a la Comunidad para consumir el Santísimo y que fue un momento muy emotivo.
Estando la Comunidad bajo la amenaza de los milicianos, leyeron una lista de siete Oblatos que se los llevaron sin que después se haya sabido más de ellos, ni el lugar exacto donde los fusilaron.
Los Oblatos se dedicaban a sus tareas sacerdotales o de estudiantes y no he oído que ninguno tuviera afiliación política cuando fueron detenidos.

Detención y clandestinidad: ninguno negó su identidad religiosa

Después de ser detenidos en el Convento de Pozuelo, quiero recordar que fueron llevados a la Dirección General de Seguridad y que allí los dejaron en libertad yendo cada uno a refugiarse a lugares de personas conocidas, de familiares y también a la Casa Provincial. Recuerdo que entre estas casas a las que fueron los supervivientes nos contaban que unos fueron a la casa del sastre que nos hacía las sotanas; otros a casa de unos amigos que vendían patatas, lugar en el que estuvo el Padre Severino Díez Fontecha del que he hecho mención anteriormente. Otros fueron a pensiones regentadas por gente conocida.
He oído de la prudencia de algunos para no comprometer a las familias en las que se encontraban y también he oído que el Padre Provincial Francisco Esteban, aún con riesgo de su vida procuraba visitarles, así como el Padre José Vega, que no murió entonces, también procuraba llevar noticias y visitarles.
Sobre la segunda detención, lo único que puedo decir es que todos fueron detenidos, que ninguno negó su condición de religioso, y que fueron conducidos a la Cárcel Modelo. Sobre la vida en la cárcel, yo he oído directamente a supervivientes, cómo existía un gran ambiente religioso entre los miembros de los Oblatos. También estaban con ellos miembros de otros institutos religiosos, como los ya beatificados Hermanos de San Juan de Dios y los Agustinos de la Comunidad del Escorial. El ambiente que reinaba era de paz, alegría, religiosidad, e incluso, también atrajeron a otros compañeros de prisión que no pertenecían a  ningún instituto religioso. Por los datos que yo he recibido carecían de muchas cosas materiales y lo pasaron físicamente mal.
Por haberlo oído directamente a los supervivientes, sé que se leían unas listas; que cuando las oían ya sabían que los iban a sacar para matarlos. Yo he oído al Padre Mariano Martín, superviviente, que cuando Serviliano Riaño oyó su nombre se le acercó y pidió la absolución.

Previsión y aceptación del martirio
     
Yo estimo, por los datos que tengo que, dado el ambiente en que vivían los Siervos de Dios, preveían el martirio y este hecho lo demuestra lo que acabo de declarar sobre la actitud de Serviliano Riaño al oír su nombre. El único móvil que les podía guiar era el sobrenatural. También estimo que les podía ayudar a todo esto la educación y vivencia espiritual que habían recibido y que se mantiene viva en la Congregación en la cual se reza una oración a la Santísima Virgen aceptando la voluntad de Dios hasta la muerte.
Por los datos que yo tengo ellos eran conscientes de que los mataban por el hecho de ser religiosos y por el odio a la fe cristiana.
Respecto al lugar del martirio, de los siete primeros que fueron sacados en Pozuelo nos es desconocido. Respecto al resto de la Comunidad, fueron fusilados en Paracuellos del Jarama el día 28 de noviembre de 1936. En mis años de formación en el Seminario Mayor, recuerdo que íbamos todos los años a rezar allí.

Recabamos información sobre sus vidas y fama de martirio

Como ya he dicho, desde que entré en la  Congregación he oído hablar de nuestros mártires, sobre todo en el año del Noviciado y durante el Seminario Mayor. Nosotros incluso teníamos concursos de trabajos en prosa o verso sobre los mártires. En esos trabajos, un año, como actividad, nos repartimos para escribir a familias de los mártires para recabar información. Además, al menos una vez al año, íbamos al  Cementerio de Paracuellos y también he ido, a un lugar en el campo, donde supuestamente fueron martirizados los siete primeros.
Esta fama de martirio ha permanecido hasta nuestros días y en el Seminario de Pozuelo existe actualmente una lápida  que los recuerda. Entre la gente también está viva esta fama y no sólo en Pozuelo, donde tienen dedicada una calle que se llama “Mártires Oblatos”, sino  también entre los mismos feligreses de la parroquia Virgen Peregrina de Madrid.
En la revista que editamos para los Oblatos españoles que se encuentran en cualquier misión del mundo llamada “Nosotros OMI”, en los meses de junio y noviembre hacemos una mención especial, haciendo resaltar los nombres y con artículos sobre el tema. Tenemos constancia de que estos recordatorios han producido un agrado especial entre todos aquellos que los reciben y también entre nuestros Superiores.
Yo personalmente les rezo, y los tengo por verdaderos mártires. Todos los días se reza a los mártires en la parroquia pidiendo por su beatificación y por las vocaciones. Personalmente estimo que el florecimiento vocacional que tenemos en este momento en la Congregación, al menos en la provincia de España, se debe a una gracia obtenida por intercesión de los mártires.

Madrid, 26 de agosto de 1999
Ernesto del Blanco Ormarzábal, o.m.i.

Los PP. Otilio (Provincial) y Joaquín (Postulador) con el boceto del cuadro de Rosa Mª Lorenzo

      

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