El 10
de Julio de 1932 el Beato Serviliano Riaño, todavía en el juniorado, antes de comenzar el noviciado, escribía una carta a su hermana Basilia (Sor Consuelo,
de la Sagrada Familia de Burdeos) con motivo de su profesión religiosa y le dedicaba
este poema:
A mi hermana en su profesión
desde los tiernos años de la infancia,
que muchas veces al recuerdo tuyo
he derramado innumerables lágrimas.
Sí, tú lo sabes; desde que nacimos
se unieron nuestras almas
y aun cuando estaban lejos nuestros cuerpos
nos unía la vida de la gracia.
Sí, tú lo sabes; al llegar el día
en que te ofreces cual hostia inmaculada
yo en mí siento algo que a decir no acierta
mi pobre y tosca pluma con palabras…
Sí, tú lo sabes; la mañana aquella
yo lloraré de gozo y de esperanza
porque tu profesión es un reflejo
del sueño de mi alma.
Tu hermano, S.R.
A continuación va la carta.
Urnieta (Guipúzcoa)
a 10-7-1932
Querida
hermana: Como decías, ha llegado el día
más grande su tu vida y del que depende quizás tu felicidad en este mundo y en
el otro. Yo lo comprendo, por eso en estos días que han precedido he rogado por
ti de una manera particular en mis oraciones que es lo único que por ti puedo
hacer hoy por hoy, pues no voy a echarte un sermón de preparación, de lo que ya
se encargará el R.P. Alonso, a quien darás mi recuerdo. Así que ese día
estaremos unidos sobre todo en la hora de la Sta. Comunión. ¡Es muy grande para
mí tener una hermana religiosa! ¡Feliz tú que vas sin duda por donde te llama
el Señor y sobre todo si esa profesión es el reflejo de un día grande y futuro de mi vida! Recibe desde ahora un
saludo de enhorabuena y un abrazo de tu hermano que te quiere más que nunca (…)
Ahí os mando
dos pequeñas poesías. Cuando vengas te enseñaré algunas de las que he hecho en vacaciones. Recibe un
abrazo en el día de tu profesión de este hermano que se une contigo en el día
más grande de tu vida. S. Riaño
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