lunes, 3 de septiembre de 2012

Los padres de nuestros Mártires


Rosendo y Gabina, padres del Bº Serviliano

La hermana Sabina Riaño Herrero, religiosa de la Sagrada Familia de Burdeos, que reside actualmente en Barcelona, en la fase del proceso diocesano de Madrid, declaraba lo siguiente sobre su hermano, el beato Serviliano:

“Pasamos mucho tiempo sin saber nada más de él. Vivíamos angustiados de no saber qué pasaba con él. Y la angustia aumentaba cuando llegaba la noticia de la muerte de otros del pueblo (dos Agustinos de El Escorial, también martirizados). Después ya nos dijeron que a Serviliano lo habían identificado por un papelito que llevaba en la chaqueta. Entonces fue mi padre a Madrid. Cuando volvió, a mi madre le contó sólo algunas cosas, pero a mí  me dijo que le habían dicho cómo había muerto: le ataron por el brazo con otro, le ataron las manos a la espalda, le cortaron sus partes, le dieron un tiro y cayó en la zanja con todos. Lloraba mi padre al contármelo. A la vez manifestaba su gran convicción de que su hijo era mártir”. 
¿Quién era ese padre y esa familia?  Sigue leyendo y lo sabrás.

En la Positio o documento base, volumen de unas 400 páginas, elaborado magistralmente por el P. Eutimio González OMI, síntesis de los 6 volúmenes de la “escritura pública” que contiene toda la documentación del proceso diocesano (1970 páginas), se deja entrever la religiosidad que respiró en familia. Transcribimos literalmente:

Datos biográficos de Serviliano Riaño Herrero.

Nació en Prioro, provincia y diócesis de León, el 22 de abril  de 1916. Al día siguiente es bautizado en la parroquia de Santiago, en su pueblo. Pertenece a “una familia muy cristiana de labradores de un pueblo llamado Prioro, cerca del pantano de Riaño”. Era una familia numerosa  formada por “cuatro hermanos y tres hermanas, siete en total”, y también muy religiosa donde “nunca se perdía la Misa dominical” y “rezaban diariamente el Rosario y el Ángelus”. “El ambiente o clima que se respiraba en la familia era  alegre, “. motivado por la madre del Siervo de Dios que “era la gran animadora” En la relación con su familia “(Serviliano) era tan bueno que lo llenaba todo con su alegría”, a él no le gustaba que nuestros padres nos riñeran y buscaba que en casa hubiera paz, era muy sensible” dice una de su dos hermanas religiosas. Era muy amigo de los libros. Toda su afición era leer libros y La Purísima (la revisa misionera que enviaban a casa los Oblatos de María Inmaculada)”.

Hoy, gracias al P. Camilo González Riaño OMI, sobrino del Mártir Serviliano, que guarda con cariño la foto de sus abuelos, podemos conocer los rostros del padre (Rosendo Riaño)  y de la madre (Gabina Herrero) de uno de nuestros  23 Beatos.

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