El P. José Antonio Antón Pacho
pasó recientemente por la casa general de los Oblatos, en Roma, y visitó la
pequeña capilla llamada del Fundador, donde se venera la reliquia de su
corazón. Un
corazón grande como el mundo, dijo de él un obispo contemporáneo suyo a a raíz de una con él. Esa visita le impresionó al P. Pacho y le inspiró el escrito que a continuación publicamos. El autor
quiere ver ese corazón de “varón apostólico”
latiendo en el pecho de cada Oblato. ¡Ojalá fuera sí! Lo fue ciertamente para
cada uno de nuestros Mártires: tras estudiar sus biografías y los testimonios
que tenemos, doy fe de ello.
La frase entrecomillada y en azul está sacada del folleto OBLACIÓN Y MARTIRIO, para orar seis días con
nuestros Mártires de la mano de san Eugenio, que se publicó
en varias lenguas, incluido el vietnamita, en 2011.
Cuando preparaba mi tercer día deL Triduo a Los Beatos Mártires Oblatos, 28 de Noviembre, abrí el ordenador, y escribí la frase que iba a ser el arranque de la homilía: "Cada Oblato esté dispuesto a dar la vida. Y si se da con derramamiento de sangre, tenemos una oblación suprema". (San Eugenio).
Aparqué mi canto a los mártires, y
contemplando esta foto, me brotaron estos sentimientos que comparto con vosotros:
La oblación suprema
Como las olas se extinguen,
Como las olas se extinguen,
se extinguió un corazón sano
dejando
estelas de luz,
semillas,
en tierra, brotando
No
murió el corazón,
fuego
ayer,
preso
hoy,
en
un frío relicario.
Dejó
de latir, sí
un
corazón solitario
mientras
en el mundo
laten,
impulsados
por
su fuerza,
miles
de
corazones Oblatos
Arraigó
la semilla, creció,
rompió
cristales,
espolvoreando
cenizas,
en
la libertad del viento
por
tierra , desiertos y mares.
Quise
tocar, palpar,
lo
tangible,
esponja
cenicienta,
con
poros flameantes.
Sentí
calor y,
escaparon
de mis manos.
Volaron
antorchas,
nube
de luz, cabalgando libremente,
por
montañas y por llanos.
Dejó
de latir,
un
corazón derretido,
por
el calor del amor,
dejando en
pebetero,
brasas
que fueron:
el fuego de su vida
en su grande corazón.
NO, NO ES SU SITIO
EL RELICARIO.
ES
CUALQUIER RINCÓN DEL MUNDO
DONDE
TRABAJA UN OBLATO.
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