Pasada la solemnidad de la Inmaculada, se han llevado de la capilla de la casa general la “Virgen de la Sonrisa”, la talla de la Inmaculada que san Eugenio había entronizado en la iglesia de la misión de Aix el 15 de agosto de 1822. Desde primeros del siglo pasado y gracias a la astucia de un oblato español, el P. Arturo Clavé (*Madrid 1854, +París 1928) esta venerada imagen se salvó de la confiscación del Gobierno francés y llegó a Roma. Va a ser restaurada en los talleres “Domus Dei” de las Pías Discípulas del Divino Maestro (Sociedad de S. Pablo).
Esta mañana, al bajarla de su hornacina, me vino a la memoria la frase del beato Vicente Blanco cuando, prisioneros en su propia casa, se les permitió subir a la capilla y aprovecharon para comulgar y consumir todas las Hostias del sagrario, y evitar así posibles sacrilegios. El Santo Padre Blanco, debido a la conmoción, no pudo terminar de distribuir la sagrada Comunión y tuvo que reemplazarle el P. Monje. De vuelta a la sacristía, sollozaba diciendo: ¿Qué será de esta casa, ahora sobre todo, que no tenemos al Señor con nosotros?”
Gracias a Dios, Jesús Eucaristía seguirá presente en nuestra casa y la sagrada imagen de su Madre regresará pronto.
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