"Los Mártires mueren amando y perdonando a sus verdugos"
¿Mártires de la de la fe o de la guerra civil? Cuántas veces hemos oído ese leguaje
ambiguo… Que hubo auténtica persecución contra la Religión católica ya nadie lo
duda. Por aquello de que vale más una
imagen que mil palabras, baste esa archiconocida foto del fusilamiento a
Cristo mismo en su imagen del Cerro de los Ángeles (Madrid) para demostrarlo.
Don Vicente Cárcel Ortí, sacerdote
valenciano afincado en Roma, es uno de los historiadores más rigurosos y mejor documentados sobre
el tema: “Los mártires del siglo XX en
España fueron personas de la misma fibra espiritual que la de los mártires de
los primeros siglos y los de todas las épocas”, afirma en una reciente
entrevista. “Fueron cristianos que, llegada
la hora de la verdad, prefirieron morir a traicionar su fe. Si a los perseguidores
les mueve en su actuación una motivación política, en el corazón de los mártires
lo que existe es siempre un amor más fuerte que la muerte. Los mártires mueren
a causa del odio objetivo que sus verdugos tienen a la fe católica que ellos
profesan y mueren amando y perdonando a sus verdugos(…) Cae por su peso la tesis de cuantos, todavía
a estas alturas, siguen insistiendo en que la persecución religiosa fue la
respuesta anticlerical a la sublevación militar”.
Léase toda la entrevista aquí
abajo.
"Los mártires
mueren amando y perdonando a sus verdugos"
Entrevista a Vicente
Cárcel, autor del libro 'Mártires del siglo XX en España'
Por Rocío
Lancho García
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de enero de 2014 (Zenit.org) - El historiador y sacerdote valenciano Vicente Cárcel Ortí es el autor del libro Mártires del siglo XX en España. La obra está dividida en dos volúmenes con un total de tres mil páginas e incluye las biografías de los 1.523 mártires del siglo XX en España publicadas por orden de beatificación, los más recientes los 522 que fueron beatificados el pasado 13 de octubre en Tarragona.
La semana pasada tuvo
ocasión de presentar en Roma el libro, en el Centro Español de Estudios
Eclesiásticos junto a la iglesia de Santa María en Montserrat de los Españoles.
Además, este lunes 27 de enero se ha conocido la promulgación de un nuevo
decreto sobre el martirio de Pedro Asúa Mendía, sacerdote nacido en Vizcaya y asesinado
en 1936, por lo que será beatificado. ZENIT ha tenido la ocasión de
entrevistarle y hablar sobre la vida de estos mártires y sobre la persecución
religiosa en aquellos años.
¿Se tiene
una idea aproximada sobre cuántos fueron en total los mártires en España de
aquella época? ¿Y cuántos están en proceso de beatificación?
Vicente Cárcel: Los sacerdotes, religiosos
y religiosas muertos entre 1934 y 1939 son cerca de 7 mil. Los seglares se
calculan en unos 3 mil. Total serían unos 10 mil, pero no podemos dar cifras
exactas, porque de algunos faltan datos precisos y seguros.
Actualmente están
abiertos unos 2 mil procesos, pero tampoco te puedo dar la cifra exacta, hasta
que la Congregración de las Causas de los Santos no les examine todos, porque a
veces son eliminados algunos si no hay pruebas fehacientes de su martirio.
¿Cómo
comenzó su interés por la vida de los mártires del siglo XX en España?
Porque forman una parte
esencial de la historia de España en los años de la Segunda República y de la
Guerra civil, ya que el 18 de julio de 1936 no puede entenderse si no se parte
del 14 de abril de 1931. Ese día fue autoproclamada una República, sin
legitimidad política, que comenzó a actuar contra la Iglesia, a pesar de que el
Papa la reconoció inmediatamente y pidió a obispos, sacerdotes y católicos que
la acataran lealmente y colaboraran con ella por el bien común.
¿Cómo es
el proceso para llegar a la vida de cada uno de ellos? ¿Qué tipo de documentanción
debe consultar?
Es un proceso largo, que ha
de estar bien documentado para demostrar que la muerte es infligida por odio a
la fe cristiana; una muerte que el mártir acepta por amor a la misma; de modo
que no se confunda la persecución religiosa con la represión política, ni se
pueda identificar a los mártires con los caídos en el campo de batalla ni con
las víctimas de la represión política o sacrificadas por otras causas.
Yo he trabajado con la
Positio super martyrio,
que es el volumen o volúmenes que prepara cada Postular, donde están recogidos
todos los documentos oficiales y las declaraciones juradas de los testigos
sobre la vida y martirio de cada persona. Y además, he visto documentos
del Archivo Secreto del
Vaticano sobre algunos de ellos y sobre la persecución en general.
En la
biografía de los 1.523 mártires, a parte del hecho de dar su vida por la fe,
¿hay algún rasgo común en sus historias?
El rasgo común es que
ninguno de los mártires estuvo implicado en luchas políticas o ideológicas; no
empuñaron las armas contra nadie ni las tenían. Fueron hombres y mujeres que
brillaron por su coherencia y valentía en la defensa de los valores supremos de
la fe cristiana. Ellos fueron portadores de un mensaje de paz, tolerancia, concordia
y reconciliación nacional frente al odio irracional que movió a las dos
Españas enfrentadas.
¿Hay
alguna biografía que le ha marcado más especialmente?
Podría citar muchos, pero
me limitó joven alicantino Francisco de Paula Castelló Aleu, martirizado en
Lérida, el 29 septiembre de 1936.
Ese mismo día escribió a sus familiares y a su novia. A esta le
dijo: “Querida Mariona: Nuestras vidas se unieron y Dios ha querido separarlas.
A Él le ofrezco, con toda la intensidad posible, el amor que te profeso, mi amor
intenso, puro y sincero. Querría hacerte una carta triste de despedida, pero
no puedo. Estoy envuelto en ideas alegres, como un presentimiento de Gloria.
[...]. Una cosa quiero decirte: si puedes, cásate. Desde el cielo yo bendeciré
tu unión y tus hijos. No quiero que llores, no lo quiero. Siéntete orgullosa de
mí. Te quiero”. Estas cartas fueron conocidas por el papa Pío XI, quien
comentó: este joven será uno de los primeros mártires de España y modelo de
los jóvenes de Acción Católica del mundo. Fue ejecutado en las tapias del
cementerio de Lérida. Contaba 22 años de edad. Enterrado en una fosa común, se
arrojó cal sobre su cadáver. Antes de morir dijo: “¡Un momento, por favor! Os perdono a todos. Hasta la
eternidad. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001.
¿Qué
importancia tiene que la Iglesia recuerde y conozca a sus mártires?
Para la Iglesia los
mártires merecen un culto de amor y de participación con el que son venerados
en esta vida los santos, cuyo corazón sabemos que está dispuesto al martirio
como testimonio de la verdad del Evangelio. Culto que se ofrece, en definitiva,
a Dios porque los coronó de gloria.
¿Y en el
caso concreto de España?
Los mártires del siglo XX
en España fueron personas de la misma fibra espiritual que la de los mártires
de los primeros siglos y los de todas las épocas. Fueron cristianos que, llegada
la hora de la verdad, prefirieron morir a traicionar su fe. Si a los
perseguidores les mueve en su actuación una motivación política, de una u otra
índole, en el corazón de los mártires lo que existe es siempre un amor más
fuerte que la muerte. Los mártires mueren a causa del odio objetivo que sus
verdugos tienen a la fe católica que ellos profesan y mueren amando y
perdonando a sus verdugos.
¿Cuándo y
por qué comenzó esta persecución religiosa en España?
La persecución comenzó
mucho antes de la Guerra Civil y no fue consecuencia de un posicionamiento
previo de la Iglesia que, sólo a partir de julio de 1937, apoyó abiertamente a
uno de los bandos de la contienda porque en el otro había dejado de existir y
se seguía asesinando a los eclesiásticos y a los católicos practicantes. La
persecución comenzó de forma solapada en mayo de 1931 con la quema de iglesias
y conventos, siguió con una legislación sectaria y discriminatoria y con la
revolución de Asturias en 1934 (con 34 mártires, 10 de ellos canonizados); y
acabó con la masacre de sacerdotes, religiosos y católicos entre 1936 y
1939. Por ello, cae por su peso la tesis de cuantos, todavía a estas alturas,
siguen insistiendo en que la persecución religiosa fue la respuesta
anticlerical a la sublevación militar.
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