El domingo 18 de Noviembre, en el cementerio de Paracuellos, tuvo lugar una emotiva celebración religiosa. El P. Eutimio González estuvo presente como representante de los Misioneros Oblatos. Transcribimos la crónica que escribió para “Nosotros OMI”
CONCELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
EN EL CAMPOSANTO DE
EN EL CAMPOSANTO DE
NUESTRA SEÑORA DE LOS MARTIRES
DE PARACUELLOS DE JARAMA
Gran concentración en el camposanto de la Hermandad de Nuestra
Señora de los Mártires de Paracuellos de Jarama, con motivo de la clausura del
75 aniversario de los Mártires de Paracuellos de Jarama.
Así lo había comunicado Mons. Juan Antonio Reig Pla, obispo de la
diócesis de Alcalá de Henares, a la que pertenece el cementerio.
Presidió la concelebración el mismo Sr. Obispo acompañado por 27
sacerdotes, representantes de distintas Congregaciones que tienen allí
sepultados a algunos de sus mártires.
El numeroso pueblo fiel
estaba formado por familiares (hijos nietos, biznietos) de los que también allí
fueron asesinados y allí esperan la resurrección futura.
El señor Obispo saludó a todos con especial entusiasmo agradeciendo su
presencia y dando gracias también por encontrarse en el lugar que
él mismo acostumbra a llamar "la catedral más grande del mundo”, por el
gran número de mártires allí enterrados, ciento veinte de ellos ya
beatificados.
Subrayó también el testimonio de fe de los mártires en su actitud de
fidelidad hasta el final y de perdón para quienes les quitaban la vida.
Invitó a todos a considerar el lugar como lugar del triunfo de la
justicia de Dios, lugar de oración y de reconciliación, siguiendo el ejemplo de
los Mártires.
Terminada la celebración de la Eucaristía, con el canto de la Salve
Regina, el señor obispo, acompañado, en fervorosa procesión, por todos los
asistentes, fue visitando y rezando en cada una de las siete fosas
comunes donde fueron sepultados los varios miles de personas (no menos de siete
mil) asesinadas en ese lugar, al lado del cerro llamado de San Miguel.
Una enorme cruz blanca, pintada sobre el suelo del cerro, llama la
atención, desde muy lejos, e invita a pensar en los que, allí mismo enterrados,
“vienen de la gran tribulación y han lavado y blanqueado sus vestiduras en la
Sangre del Cordero”. (Apocalipsis, 7,14).
P. Eutimio González OMI (en la foto, el primero por la izquierda)
A continuación puede leerse la crónica de la Página Web de la diócesis de Alcalá. De ella hemos tmado también las fotos que puedes ver en esta "entrada" (o spot, dicen los técnicos). Pincha en Más información
Paracuellos de Jarama. «Primavera para
España,
constelación de estrellas que nos
anuncian el cielo»
Clausura del LXXV Aniversario del Martirio
de los 119 Beatos de Paracuellos de Jarama
Testigos de la Fe
Santa Misa en el Cementerio de los Mártires de Paracuellos
18 de noviembre de 2012, a las 12 horas
Testigos de la Fe
Santa Misa en el Cementerio de los Mártires de Paracuellos
18 de noviembre de 2012, a las 12 horas
«Paracuellos
de Jarama», afirmó Mons. Reig, «es primavera para España, constelación de
estrellas que nos anuncian el cielo, fulgor del firmamento que nos anuncia
nuestra verdadera patria, sin ella no podríamos vivir, sin ellos no tendríamos
intercesores, nos olvidaríamos, estaríamos perdidos en el camino sin saber la
meta, pero ellos están aquí advirtiéndonos, intercediendo por nosotros»
«Aquí hay una constelación de estrellas que nos alumbran en este momento para
que viéndoles a ellos nuestros niños, nuestros jóvenes, aquellos que están escolarizados
y que pueden venir aquí en peregrinación, aquellos que quieren sentir el dolor
de la descristianización de su pueblo, vengan aquí para aprender la lección de
la fe, para aprender la lección de una vida generosa hasta el derramamiento de
la sangre y para vigorizar nuestra esperanza»
Concelebraron superiores y representantes
de las órdenes religiosas a las que pertenecen los sacerdotes y religiosos (119
han sido beatificados por Juan Pablo II y Benedicto XVI) cuyos restos mortales
reposan en el Cementerio de Paracuellos. Asistió una gran multitud de fieles
además una nutrida representación de la Hermandad de Nuestra Señora de los
Mártires de Paracuellos.
Durante la homilía, Mons. Reig Pla
recordó que la Diócesis de Alcalá de Henares, fundada sobre la sangre de los
Santos Niños Mártires Justo y Pastor, se vio engrandecida en pleno siglo XX por
este nuevo camposanto martirial, considerado por el Obispo como “el lugar de
patrimonio espiritual más importante en nuestra Diócesis”. Señaló que acudía al
Cementerio, al que calificó como “la catedral más grande que se ha edificado en
el mundo con aquellos que fueron testigos de la fe”, “con ilusión, entusiasmo y
espíritu de gratitud y de veneración”.
Mons. Reig recordó que, a pesar de
ser insultados, ultrajados y forzados, ninguno de los asesinados en Paracuellos
apostató de la fe. “Acudían a la confesión, rezaban el Rosario, lloraban y se
animaban juntos unos a otros; todos ellos acababan perdonando, gritando ‘viva
Cristo Rey’, ‘viva España’, viva aquello que era la tradición de sus padres, la
tierra que les habían dado como herencia”.
D. Juan Antonio explicó que llegará
un día en que los mártires, sabios –por vivir en el temor de Dios–, “brillarán
con el fulgor del firmamento y serán como una constelación de estrellas, un
punto de verdadera luz, un santuario de oración y un lugar de peregrinación
donde podamos recibir la fortaleza de nuestros hermanos mayores, testigos de la
fe. Ellos constituyen el mejor patrimonio para la Iglesia en un momento de
oscuridad, de crisis de civilización”.
Mons. Reig Pla explicó que los
beatos «nos alumbran en este momento para que viéndoles a ellos nuestros
niños, nuestros jóvenes, aquellos que están escolarizados y que pueden venir
aquí en peregrinación, aquellos que quieren sentir el dolor de la descristianización
de su pueblo, vengan aquí para aprender la lección de la fe, para aprender la
lección de una vida generosa hasta el derramamiento de la sangre y para
vigorizar nuestra esperanza».
«Paracuellos de
Jarama», insistió D. Juan Antonio, «es primavera para España, constelación
de estrellas que nos anuncian el cielo, fulgor del firmamento que nos anuncia
nuestra verdadera patria, sin ella no podríamos vivir, sin ellos no tendríamos
intercesores, nos olvidaríamos, estaríamos perdidos en el camino sin saber la
meta, pero ellos están aquí advirtiéndonos, intercediendo por nosotros».
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