En una entrega anterior (Noviembre 2012)
ya hemos publicado en este mismo Blog “El sueño de Serviliano”, haciendo
referencia a uno de sus poemas dedicado a las espigas que crecían por tierras de
Castilla soñando con ser el Pan Blanco de
las almas, convirtiéndose en hostias para la comunión eucarística. Allí trazamos
unos rasos de su semblanza.
Hoy le toca el turno al Beato Eleuterio Prado Villarroel, hermano de Máximo Prado OMI (el del centro de la foto), nacido cuatro
años antes que él, y que fue por largos años destacado misionero popular en Texas. Después entregaría su alma a Dios (30 de Octubre de 1977) en la casa
oblata de Pozuelo de Alarcón.
Eleuterio, o Teyo como familiarmente se
le llamaba, nació el 20 de febrero de 1915 en Prioro, Montaña de León, pueblo pastoril donde los haya y no menos
famoso por ser una exuberante cantera de vocaciones consagras. En familia se
cultivaba la devoción a Jesús Eucaristía y a María Inmaculada. Su madre, “tía
Dominga”, que tenía fama de santa, era muy conocida no sólo en Prioro, sino
también en los pueblos vecinos como apóstol de la Eucaristía y fundadora de varios
coros de las llamadas “Marías de los Sagrarios”, movimiento que aún perdura y que fomenta la devoción al Santísimo Sacramento.
Desde niño se sintió llamado a seguir los
pasos de su hermano Máximo. Ingresó en el seminario oblato de Urnieta para hacer
los estudios secundarios y, terminados éstos, en los que había encontrado
cierta dificultad, pasó al noviciado y optó por profesar como Hermano Oblato e hizo sus primeros
votos el 25 de abril de 1928 y la oblación perpetua el 28 de abril de 1935 y así pasa a formar
parte de por vida de la familia de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada,
Congregación a la que siempre demostró un gran cariño.
Era piadoso, afable. Siempre se le veía
contento, incluso durante la prisión, animador y servicial. Era muy mañoso,
sobre todo en ebanistería, que fue su principal cometido.
En Pozuelo le sorprende la invasión de
los milicianos que se adueñan de la casa el 22 de julio de 1936. Es el inicio
del Calvario para él y sus hermanos de comunidad. Emprenderá su Viacrucis con
ellos, teniendo como estaciones sucesivas la Dirección General de Seguridad, la
casa provincial oblata, la clandestinidad en una pensión madrileña, la Cárcel
Modelo, San Antón y por fin el Gólgota: Paracuellos del Jarama, 28 de noviembre
de 1936. Teyo tenía tan sólo 21 años.
Transcribimos a continuación la “solemne” declaración del maestro
de Serviliano y de Eleuterio, D. Genaro Herrero Riero.
Es una ccontestación
al cuestionario con cuatro preguntas, que le fue enviado por los Oblatos
para recabar detalles sobre la infancia
de Serviliano Riaño
y Eleuterio Prado ,
los dos naturales de Prioro.
Carta
de Genaro Herrero sobre Serviliano Riaño
Serviliano
Riaño Herrero era un Luis Gonzaga en todos sus actos religiosos, yendo con
frecuencia a la iglesia estando extáticamente en ella, sin tomar conversación
con sus compañeros que le rodeaban, La frecuencia de Sacramentos la hacía, generalmente,
los domingos y fiestas de primera clase con sus condiscípulos.
Recibió
su primera Comunión a los seis años; no haciéndolo antes por ser su desarrollo
físico bastante bajo.
La
vocación la manifestó desde muy joven, al ingresar en la escuela a los cinco
años y el Maestro, al preguntarle s qué iban a ser, maestros, curas,
pastores, labradores, &, rápidamente “yo fraile”, contestaba.
La
devoción la tenía general a los Santos y en especial a la Inmaculada. Se entusiasmaba
cuando oía explicar las conquistas de nuestros misioneros en América, y la India,
como que él fuera uno de ellos, ya hecho misionero.
A los
Oblatos los conoció por su maestro y sus padres que tenían buenas relaciones
con ellos. (Ya su maestro había mandado más discípulos a la orden por tener
condiscípulos y amigos en ella y si no que lo diga el padre Alonso (Emilio) y
primos míos ya fallecidos en EE.UU.)
Catequista fue en la escuela de su sección (porque la
matrícula era de cien niños) y en la Iglesia lo mismo, los domingos.
Ni que
decir tiene que fue monago desde los siete años y como no alcanzaba al altar se
le volvía por encima de la cabeza al suelo.
2º EN SU CASA
Vivió
siempre con sus abuelos, muy buenos y cristianos y rezaba todos los días el
rosario en familia, que sus padres dedicados a otras faenas vivían menos compenetrados
con él; pero también muy religiosos sin que tuvieran la más mínima reprensión
que hacerle. Los quería y amaba mucho a todos. A su edad pocos trabajos podía
hacer; guardar los corderillos y vacas algunas veces cuando las “dulas” les
tocaban.
3º EN LA CALLE
Los
juegos más favoritos eran construir aeroplanos de cartón, el pelotón y pelota,
los que se usan entre los niños, y bolos. Con sus compañeros no hay que decir
que los traía a todos alrededor contándoles algún cuento de la zorra cigüeña,
porque le gustaba mucho leer las poesías y fábulas. Nunca se le vio pegar o
castigar a un niño ni una palabra de mote a un hombre. Era muy cariñoso,
expansivo y generoso y alegre, no viéndole triste ni serio nunca, con cara
llena de risa siempre así que sus compañeros le querían mucho porque se reían
de las cosas que contaba y cuando no hacían bien las cosas, con su sátira les
decía “tú, como el tío fulano, que iba a caballo en la burra y la iba a
buscar”. Les recordaba no menos hechos históricos sagrados y profanos.
4º EN LA ESCUELA
Fue
muy asiduo a ella, en la lista de asistencia a la misma, sólo faltó cuando
estuvo enfermo y pocas veces.
Su
aplicación por saber las cosas era grande y las asignaturas de más predilección
para él eran las letras, los autores y vidas de hombres célebres; la poesía le
era especial y las recitaba con orgullo aprendiéndolas enseguida. No por eso
dejó las ciencias; demostrándolo en su torrentera que tenía cerca de su casa.
El catecismo e historia sagrada lo dominaba admirablemente y tanto el maestro
como el Sr. Cura siempre remataban en él.
El
guardar silencio en la escuela y el respeto al maestro, fueron exquisitos fino;
así que el maestro le dio siempre las mejores calificaciones y premios sin que
sus compañeros le mirasen con envidia, sabiendo que lo merecía.
Nunca fue
enredador ni revoltoso siendo su proceder de un hombre de edad y juicioso.
Aprendió a leer y escribir en sus cinco años en ochenta días.
Estos son los pequeños rasgos del
discípulo querido que al tener la tremenda noticia de su fallecimiento lloró su
maestro como un niño, porque había cifrado en él su esperanza...
Prioro
y junio de 1948.
Genaro Herrero
Reseña de D. Genaro Herrero sobre la vida de Eleuterio
Prado Villarroel
La frecuentó desde
niño con su piadosa madre, como un angelito hojeaba sin saber leer a “Mi Jesús”
después de mayor saboreaba con gusto su lectura.- La Comunión y Confesión la
hacía con frecuencia al lado de su querida madre. La vocación religiosa la
obtuvo desde niño. Puesto que pequeñín hacia altares y celebraba la Misa
haciendo él de Sacerdote ayudado por otros niños y él les dirigía el sermón
como un misionero en miniatura. La devoción a Jesús y a la Virgen la demostró
desde niñín tanto que cantaba unos versos a Ellos dedicados hasta en la calle y
desde luego a la Inmaculada. Los admiraba.- A los Oblatos se dirigió por sus
compañeros y hermano P. Máximo Prado actual misionero. Fue catequista en la
escuela y en la Iglesia y en esta Monaguillo muchos años, oficiando la Misa de
Requiem que sabía de memoria cantándola hasta en cama. Su inclinación religiosa
le llevó de pequeño, haciendo altares, simulando la celebración de Misa.
2ª EN
SU CASA
Mostró mucho amor a
sus padres y hermanos quería con delirio, obedeciéndoles en todo con ser el más
pequeño sin darles disgusto alguno dedicándole a las faenas propias de casa y
campo como la guarda de corderos y terneros en las vacaciones.
3ª EN
LA CALLE
Los juegos predilectos de “Teyín” eran la
pelota y juguetes que él hacía con su “navajina” que eran muchos porque hacía
para todos llamándole la afición a la carpintería, por eso tenía muchos niños a
su alrededor por su carácter alegre dulce y jovial por ser además generoso. No
demostró tristeza ni en la escuela, siempre respetuoso con los mayores y servicial
a la primera indicación.- Los compañeros sintieron su ausencia y más su fusilamiento
marxista.- Con la abreviatura de “Teyo” que sus compañeros le decía los traía
alrededor haciendo procesiones por casa y calle celebrándolo mucho sus religioso
padres que se reían mucho del nuevo “fraile”.
4ª EN
LA ESCUELA
Aprendió a leer y escribir luego teniendo un
comportamiento esmerado sin llamarle nunca la atención su maestro. Era bastante
aplicado pero algo tardo en la comprensión. No mostró predilección por asignatura
especial y sí, por la doctrina, e Historia Sagrada que dominaba perfectamente,
por eso era catequista de los ciento y pico de niños que había en la escuela.
Nunca levantó los ojos al maestro aunque se le reprendiera en alguna cosa. Fue
constante y asiduo en la asistencia sin
“correrla” como otros, siendo silencioso y humilde estos los pequeños rasgos de
su vida como escolar.
Genaro Herrero
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