martes, 28 de enero de 2014

Amando y perdonando





"Los Mártires mueren amando y perdonando a sus verdugos"


¿Mártires de la de la fe o de la guerra civil? Cuántas veces hemos oído ese leguaje ambiguo… Que hubo auténtica persecución contra la Religión católica ya nadie lo duda. Por aquello de que vale más una imagen que mil palabras, baste esa archiconocida foto del fusilamiento a Cristo mismo en su imagen del Cerro de los Ángeles (Madrid) para demostrarlo.
Don Vicente Cárcel Ortí, sacerdote valenciano afincado en Roma, es uno de los historiadores más rigurosos y mejor documentados sobre el tema: “Los mártires del siglo XX en España fueron personas de la misma fibra espiritual que la de los mártires de los primeros siglos y los de todas las épocas”, afirma en una reciente entrevista. “Fueron cristianos que, llegada la hora de la verdad, prefirieron morir a traicionar su fe. Si a los perseguidores les mueve en su actuación una motivación política, en el corazón de los mártires lo que existe es siempre un amor más fuerte que la muerte. Los mártires mueren a causa del odio objetivo que sus verdugos tienen a la fe católica que ellos profesan y mueren amando y perdonando a sus verdugos(…) Cae por su peso la tesis de cuantos, todavía a estas alturas, siguen insistiendo en que la persecución religiosa fue la respuesta anticlerical a la sublevación militar”.


Léase toda la entrevista aquí abajo.

jueves, 16 de enero de 2014

Los Mártires de Frómista

Iglesia de San Martín de Tours, Frómista

María de los Ángeles Primo Medina


Presentamos el testimonio de Mª Ángeles, cuya familia, oriunda de Frómista (Palencia) y residente en Madrid, tuvo estrecha relación con los Mártires, sobre todo con el P. Blanco, natural de Frómista, y con Publio, que, aunque nacido en Tiedra (Valladolid), pasaba temporadas en ese pueblo palentino en el que hundía sus raíces y donde vivía su abuela.

María Ángeles Primo Medina, nacida en Madrid, casada, de profesión bibliotecaria, tiene 75 años cuando hace la declaración que sigue. Siendo niña, conoció personalmente sobre todo a los Mártires Vicente Blanco y Publio Rodríguez porque eran amigos de la familia y los acogieron en su casa durante la persecución. Aporta testimonios interesantes sobre su disposición al martirio.


A continuación, su testimonio. Hacer clic en Más información para leerlo

jueves, 2 de enero de 2014

La tormenta, se veía venir


Urnieta (Guipúzcoa): iglesia parroquial y juniorado (convento) de los Oblatos 

En Roma, más concretamente en la Congregación de las Causas de los Santos, una personalidad de este Dicasterio vaticano se preguntaba si estos Siervos de Dios, presuntos Mártires, eran conscientes del peligro de muerte que les amenazaba. Yo le respondí que no sólo ellos, sino hasta los más jóvenes, los seminaristas del Juniorado o Seminario Menor, aún adolescentes, sabían que se estaba cerniendo la tormenta de una persecución religiosa sobre sus cabezas. Para corroborar mi afirmación, le recordé que la probable quema de su convento de Urnieta (bombardeado poco después) era el tema de conversación de aquellos aspirantes durante los recreos. El testimonio de uno de ellos que, viajando con sus compañeros en el tren, veían cómo algunos pasajeros los amedrentaban con el gesto amenazante de cortarles el cuello, era una prueba clara de ello. Este testigo tenía por entonces unos 16 años y estando ya a las puertas del noviciado, estalló la guerra y fue obligado a enrolarse en filas para ir al frente. Esto, paradójicamente, le salvó la vida. Terminada la contienda, reanuda su noviciado y pasa a Pozuelo para formar parte del primer grupo que rehabilita la casa como escolasticado.
A continuación puede leerse su declaración jurada en el proceso diocesano de la Causa de los Mártires Oblatos.