martes, 19 de enero de 2016

Boletín nº 28


     Nuestro Señor Jesucristo fue enviado por el Padre “para dar la Buena Noticia a los pobres”. Llamó algunos discípulos a tomar parte en su misión, y desde entonces, sigue llamando a otros para que le sigan. Este fue el llamamiento que oyó S. Eugenio de Mazenod. Abrasado de amor a Cristo y a su Iglesia, quedó profundamente impresionado por el abandono en que estaba el pueblo de Dios. Decidió ser “el servidor y el sacerdote de los pobres” y sacrificar por ellos su vida entera. Ante la magnitud de la empresa, reunió junto a sí a algunos sacerdotes, animados del mismo celo ardiente por los más abandonados y los impulsó a vivir juntos (OMI CC.RR)