ANTE OTRA BEATIFICACIÓN INMINENTE
El 11 de Diciembre de 2016 D.m. tendrá lugar en Laos la beatificación de los 17 primeros mártires que dieron la vida por confesar su fe en Jesucristo, razón por la cual dedicamos. Este nuevo número del Boletín (que entra en imprenta) va dedicado a este evento
NUEVOS MÁRTIRES OBLATOS SUBEN A LOS ALTARES
Por fin, y tras no pocas y serias
dificultades, tendrá lugar la Beatificación de los primeros Testigos de la Fe
de esa pequeña joven Iglesia de Laos. Suman 17 en total. Encabeza el grupo de
esos Protomártires el P. José Thao Thiên,
sacerdote diocesano, con 16 compañeros más: 11 religiosos (6 Misioneros Oblatos
de María Inmaculada y 5 Misioneros de la Misiones Extranjeras de París) y 5
fieles laicos.
La
Beatificación tendrá lugar, si Dios quiere y el Gobierno “popular” no lo
impide, el 11 de Diciembre de 2016 en Vientiane, capital de Laos. Será
presidida por el Cardenal Orlando
Quevedo OMI, Arzobispo de Cotabato (Filipinas) en calidad de Delegado del
Papa.
Queremos
dejar constancia de la labor incansable de los dos Postuladores diocesanos: el
P. Angelo Pelis OMI para la Causa
del P. Mario Borzaga y su Catequista, y el P. Roland Jacques OMI para la
Causa de los 15 Mártires restantes. Para la fase apostólica, les acompañaban, como
Postuladores generales, en Roma, primeramente el P. Joaquín Martínez Vega OMI y en la etapa final el P. Thomas Klosterkamp OMI.
“Durante mis años de estudiante
(1954-1961), escribe el ex Postulador P. Joaquín Martínez, era frecuente que
los misioneros Oblatos de paso por Roma vinieran a nuestro Escolasticado
Internacional para hablarnos de su labor apostólica en sus respectivas misiones.
Oportunidad única que nos
Los comunistas, al arrebatar el poder,
expulsaron del País a todos los religiosos extranjeros. De los Oblatos, sólo
pudo quedar uno, Jean Khamse Vithavong
OMI, actual obispo de Vientiane, po ser laosiano. Esto ocurría en 1975. Pero
antes de esa fecha ya habían sido asesinado a 17 Mártires: un diocesano, cinco
catequistas laicos, cinco Misioneros franceses del instituto Misiones Extranjeras
de París y seis Oblatos de María
Inmaculada”.
Fueron
los Oblatos quienes promovieron las Causas de Canonización de todos ellos. El
proceso de Beatificación se ha concluido y finalmente nos avecinamos a la
celebración. ¡A Dios sea la gloria!
El Padre Miguel
Coquelet, o.m.i. 1931-1961
Testigo de Jesucristo en Laos, Martirizado el 20 de abril en Sop
Xieng
Gracias a un maestro que tuvo a Miguel como alumno de 1940 a 1942
se puede descubrir más íntimamente el
trabajo de la gracia en su corazón infantil, escribe: “Michel Coquelet, mi brillante alumno, tan
dulce y disciplinado, demasiado juicioso… Este niño estaba ya pletórico de
misticismo. Alumno demasiado perfecto, un enigma para mí; pero su compromiso al
servicio de Dios y de los hombres no me sorprendió en absoluto. Cada mañana
Michel, monaguillo modelo, ayudaba a
misa con fervor. El catecismo lo impartía don Jacques Barenton, un sacerdote
modelo. Este hombre arriesgó su vida por
auxiliar a un anciano víctima de los nazis. En 1940 se entregó a la Gestapo para
reemplazar a su anciano párroco que había sido herido gravemente. Se llevaron a
los dos. Jacques Barenton murió en un campo de concentración”. Según este
maestro, estas dos figuras heroicas de sacerdotes jugaron un papel central en
la juventud del futuro misionero.
Pese a la dureza de la vida y las privaciones de los años de
guerra, la familia Coquelet optó por dar a Miguel una educación cristiana de
verdad. En 1942 entra, interno, en el Colegio católico de Saint Grégoire de Pithiviers, a 20 km de
su casa. Será en ese contexto donde se va a precisar en el corazón de Miguel el
deseo de seguir a aquellos dos sacerdotes, testigos de la caridad, que le
habían impactado durante los años de su permanencia en Puiseaux.
La larga
preparación de un misionero
Con el bachillerato terminado y un informe elogioso, Miguel
Coquelet entra en el noviciado de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en
La Brosse-Montceaux (Seine-et-Marne). Uno de sus compañeros, después de muchos
años, lo recuerda así: “Conocí a Miguel en el noviciado. Era al mismo tiempo
discreto, alegre, con mucho humor. Era un hermano serio, amable y fraterno. Generoso
de verdad y lleno de fe”.
En septiembre de 1949, después de hacer los votos religiosos,
Miguel es enviado con sus con-novicios al nuevo escolasticado de los Oblatos,
la abadía de Solignac en Haute-Vienne. Allí cursa los estudios de filosofía y
teología, y, con una vida espiritual y comunitaria intensa, se prepara para el
proyecto que había elegido: ser sacerdote y ejercer el ministerio sacerdotal
como religioso misionero.
Miguel permanecerá en Solignac hasta su salida para Laos en 1957,
exceptuando los dieciocho meses de mili. El servicio militar obligatorio no fue
un tiempo totalmente perdido. Miguel descubre por vez primera las tierras
lejanas: da “clases” en Argel. Lo destinan a la enfermería. Esa tarea lo marca
fuertemente pero, pese a haber solicitado destino en el hospital, lo envían
como meteorólogo a un oasis en la frontera del Sahara.
De regreso a Solignac, Miguel reanuda sus estudios y la vida de
futuro misionero. Pero ha traído de Argelia una verdadera pasión por el cuidado
de los enfermos, a los que se entregará a tope. Efectivamente, el superior del
escolasticado escribe: “Enfermero jefe, Miguel se entrega a esa tarea con una
gran caridad, espíritu sobrenatural y mucha discreción. Es competente en ese
campo”. Y añade que eso lo ejerce “siempre en la obediencia y la regularidad:
¡no se aprovecha nunca de su cargo para saltarse el reglamento!”
El 29 de junio de 1954 Miguel hizo su oblación perpetua como
Oblato de María Inmaculada. El 19 de febrero de 1956 es ordenado sacerdote. Durante
los días de la preparación a su ordenación, Miguel, según la costumbre, había
escrito al Superior general de los Oblatos para pedir la obediencia:
“¡Estoy dispuesto a ir a las Misiones, y especialmente a la Misión
de Laos! Abrigo este deseo desde el noviciado, donde recuerdo que me impresionó
fuertemente una conferencia del Padre Louis Morin, quien murió después allá
víctima del tifus… Ponía un acento tal al hablarnos de su ‘pobre Misión de Laos’ que yo
me sentí dispuesto a seguirlo. Este pensamiento me ha ayudado en mi vida de
trabajo y de oración durante el escolasticado”.
El 25 de enero de 1957 recibe su obediencia. Miguel parte rumbo a
Laos, donde lo acogerán en Vientiane el 1º de abril de 1957.
Misionero en Laos
En torno a Pascua de 1957 ya
está manos a la obra. Sus escasos cuatro años de vida misionera en Laos dejaron
pocas huellas para la historia. A finales de 1958, durante el retiro anual,
Miguel recibe la obediencia para la misión de Xieng Khouang, la misma en la que
el Padre Louis Morin había sido pionero.
Una foto en la portada de
la revista Pôle et Tropiques lo presenta saliendo para su aldea de San Tôm,
descalzo, con sombrero montañés, amplia sonrisa, tirando de su caballo de
carga. Un pobre poblado es el que le ha tocado en suerte, aldea de neófitos
kmhmu’ cuya instrucción se había podido seguir con regularidad.
Ir a los más pobres y el martirio: anhelo del misionero
El Padre Joseph Pillain,
o.m.i., que fue misionero en Laos durante más de doce años, nos da un
testimonio más general referente a Miguel y a algunos misioneros más: “Todos
eran misioneros admirables, dispuesto a cualquier sacrificio, viviendo
pobremente, en una entrega sin límites. En aquella época tempestuosa teníamos
todos, en mayor o menor grado, el deseo
del martirio, de dar nuestra vida por Cristo. No teníamos miedo de arriesgar
nuestra vida y de aventurarnos en las zonas consideradas peligrosas. El equipo
misionero de Laos estaba profundamente hermanado entre sí, y muy unidos a su
obispo. Todos teníamos el anhelo de ir a los más pobres, visitar las aldeas,
curar a los enfermos, y, sobre todo, anunciar el Evangelio”.
Miguel no descarga el peso
de sus dificultades sobre aquellos a quienes está encargado de evangelizar. Un
testigo de aquella época, que era entonces un niño en una aldea kmhm’ a quien
ayudaba el Padre Coquelet, lo retrata así: “Nos enseñaba el catecismo. Después
nos daba caramelos. Le ayudábamos en el huerto o acarreando agua. Vivía en la iglesia pues no
disponía más que de un solo edificio dividido en dos: de un lado la iglesia, en
el otro la vivienda del Padre. Recuerdo que recorría el pueblo rezando, con el
libro. Tenía una sotana negra y un crucifijo grande. Al verlo, la gente quedaba
tranquila: había expulsado los malos espíritus. Era tranquilo, no era exigente
ni gritaba como otros Padres. Prestaba fácilmente su caballo”.
Otro testigo evoca, con
una mirada luminosa, al sacerdote muy querido de su infancia, y relata una
pequeña anécdota que retrata muy bien el carácter de este hombre: “Cuando yo
era muy pequeño, el Padre Coquelet venía a mi pueblo y se hospedaba en nuestra
casa. Los domingos venía a celebrar la misa. Me acuerdo muy bien. No había
ningún camino para llegar al pueblo, venía con el caballo. Hablaba kmhmu’. Después de misa nos daba caramelos. Un día, cuando
yo tendría unos cinco años, me habían picado los insectos en el pie y no podía
caminar. Yo miraba sus sandalias y me las dio. Se marchó descalzo”.
En 1961 el Padre Michel Coquelet
residía en Phôn Pheng, pueblo cristiano a trasmano, en la provincia de Xieng
Khouang. Se ocupaba de un sector muy vasto al pie de la imponente montaña de
Phou Xao. Según un testimonio, los Padres habían sido denunciados como espías
por los habitantes de las aldeas no cristianas, por envidia, al constatar el
progreso realizado por la influencia de la misión. Como el resto de los
misioneros de la región, el Padre Coquelet llevaba entonces barba para ser
identificado como misionero y no como un americano.
Seguir a Cristo hasta el final
El 16 de abril de 1961
Miguel celebra el 2º Domingo de Pascua con su comunidad cristiana. El lunes 17
sale para hacer una gira: lo llamaron para atender a un herido en Ban Nam Pan.
El jueves 20 de abril tenía que regresar a casa, en bici. Aún ignoraba lo que
le había ocurrido dos días antes a su compañero y amigo el P. Luis Leroy, en otro sector de aquella
misma región. Algunos testimonios nos permiten precisar los acontecimientos que
rodean esa salida. He aquí el primero:
“Mi padre estaba
gravemente herido en una pierna; le había disparado la guerrilla. Llamamos al P.
Coquelet, que vino para curarlo. En mi pueblo no había ni iglesia ni residencia
para el sacerdote; así pues se hospedó en nuestra casa y quedó allí algunos
días. Pero la herida de mi padre era muy grave y tuvo que ser operado después.
Mientras estaba en nuestra casa vino a llamarlo el catequista de Houey Nhèng:
otro enfermo lo necesitaba con urgencia. Inmediatamente el Padre Coquelet
agarró su bici para ir a su casa. Dos o tres días más tarde volvieron, insistiendo
que tenían verdadera necesidad de él con toda urgencia. Así pues salió de
nuestra casa pero ¡no llegó allá! La gente de mi pueblo comenzaron a buscarlo
por todas partes sin encontrar rastro de él. Después alguien declaró que había
visto a unos soldados entre Nam Pane y Houey Nhèng que agarraron su bici y la
cargaron en un camión militar. Se excavó en el lugar indicado y Boun Ma golpeó
con su azada la cabeza del Padre”.
Un segundo testigo que se
informó por su cuenta, relata el diálogo decisivo. No lejos de Xieng Khong
Miguel fue arrestado por la guerrilla. Los soldados le decían: “Tu superior te
manda que regreses a Xieng Khouang”.
Miguel replica: “No es verdad. Mi superior me lo hubiera dicho de otro
modo, pues hay mucha gente que va y viene a Xieng Khouang”. Entonces los
soldados lo llevaron a la antigua carretera francesa en dirección a Ban Sop
Xieng. Un poco separado de la carretera, le mandan que excave su tumba. Miguel
lanza a lo lejos una llamada. Por Cristo, por los laosianos, muere de pie, sin
miedo. El Padre Miguel Coquelet fue asesinado sin proceso alguno, sin piedad. Reiteramos:
aún no tenía 30 años. Desde entonces su sangre fecunda la tierra laosiana.
Algunos años después, al
leer el diario («Codex historicus»)
de la estación misionera de Sam Tôm, escrito por el propio Miguel los años
1958-1959, el P. Jean Subra, su compañero, escribe:
“Con emoción, una emoción
profunda, he comprendido por ese texto la dureza del apostolado que Miguel Coquelet
experimentó en Sam Tôm, por muchos meses,
hasta dos meses antes del sacrificio de su vida, aceptándolo todo
generosamente para ‘permanecer in situ’,
al lado de los kmhmu’ que se le habían confiado. Si algún día alguien quiere demostrar cómo un misionero oblato ha
sido un apóstol como Dios manda, que lea ese Codex historicus. Yo no salgo de mi admiración, maravillado del espíritu de servicio de
Miguel a favor de esos kmhmu’”. (Extractos de la semblanza que el P. Roland Jacques presentó, en francés, a la Cogregación de las Causas de los Santos (Vaticano) en la "Positio" de 1700 páginas. Traducción y badatación del P. Joaquín Martínez Vega).
El P. Coquelet partiendo a visitar las aldeas
Carta del P. Coquelet
al P. Léo Deschâtelets, o.m.i., Superior general de los Misioneros Oblatos
Muy Reverendo y queridísimo Padre,
«Studiis
absolutis, Superiori generali singuli præsto erunt. [Al terminar los estudios, todo
Oblato se pondrá a disposición del Superior general.]» Después de haber leído y
releído este artículo de nuestras Santas Reglas, tomo la pluma para escribirle,
no una “petición” de obediencia, sino el ofrecimiento de mí mismo al servicio
del Dueño de la Mies, en el campo que usted tenga a bien designarme.
Yo me hubiera contentado con repetirle la antigua fórmula:
«Ecce ego, mitte me! [¡Aquí me tiene, mándeme!]» Pero me temo que esta
indiferencia le parezca falta de entusiasmo para los diferentes ministerios de
la Congregación. Por otra parte yo sé que usted quiere conocer las aspiraciones
que el Buen Dios suscita en nuestro corazón, y, sobre todo, que usted manda a
las Misiones sólo a los voluntarios. Entonces, es esto lo que yo le diré
sencillamente: ¡yo me presento voluntario para las Misiones, y de manera
especial para la Misión de Laos!
Quiero decir que tengo este deseo desde el noviciado,
donde, recuerdo, me impresionó muchísimo una conferencia del Padre Morin, que
después murió allí de tifus. Irradiaba de ese Padre un no sé qué de
sobrenatural, y ponía tal énfasis cuando nos hablaba de su “pobre Misión” de
Laos, tan a tono con la Congregación, que yo me sentí dispuesto a seguirlo.
¿Entusiasmo efímero de juventud? Puede ser; pero debía haber algo más, puesto
que eso perdura aún, después de siete años, y esta idea me ha ayudado mucho en
el escolasticado tanto en mi vida de trabajo como en la oración.
Yo le manifiesto esto en total
sumisión, contento de someterme a su decisión, porque me sería difícil –siendo
cada uno un mal juez en su propia causa-, discernir entre la naturaleza y la
Gracia. Ahora pido a Dios en la oración que me dé la gracia de estar dispuesto
a aceptar su decisión sea cual fuere, conforme o no con mis aspiraciones, por el sólo móvil de
obediencia a lo que Él quiera.
Solignac, el uno de Octubre de 1956, Michel Coquelet o.m.i.
LISTA DE LOS 17 PRIMEROS TESTIGOS DE LA FE EN LA IGLESIA
DE LAOS
1. El Padre José Thao Tiến que nació el 5.12.1918 en Muang Xôi (Houaphan), sacerdote diocesano thaï-deng del Vicariato Apostólico de Thanh Hóa, muerto el 2.06.1954 en Ban Talang, vicariato de Vientiane.
2. El Padre Jean-Baptiste Malo, m.e.p. que nació el 2.06.1899 en La Grigonnais,
diócesis de Nantes (Francia) sacerdote de las Misiones Extrajeras de París en
China y en Laos, muerto el 28.03.1954 en Yên Hội (Vũ Quang, Hà
Tĩnh), dioc. de Vinh (Viêt-nam).
3. El P. René
Dubroux, m.e.p.,
nació el 28.11.1914 en Haroué, diócesis de Nancy (Francia), sacerdote diocesano
de Saint-Dié (Francia) y después, de las Misiones Extranjeras de París, muerto
el 19.12.1959 en Palay, vicariato de Paksé.
4. El catequista hmong Shiong Tho [Thoj
Xyooj, Khamsè] Pablo, nacido en 1941 en Kiukatiam (Louang Prabang), muerto el
1.05.1960 en Muang Kasy (hoy Provincia de Vientiane), vicariato de Louang
Prabang.
5. El Padre Mario Borzaga, o.m.i. que nació el 27.08.1932 en Trento (Italia),
Misionero Oblato de María Inmaculada, muerto el 1.05.1960 en Muang Kasy (ahora
Provincia de Vientiane), vicariato de Louang Prabang.
7. El Padre Michel Coquelet, o.m.i., nació el 18.08.1931 en Wignehies,
diócesis de Cambrai (Francia), Misionero Oblato de María Inmaculada, muerto el
20.04.1961 en Sop Xieng, vicariato de Vientiane.
8. El catequista Joseph Outhay Phongphumi, viudo, nació en 1933 à Kham Koem,
diócesis de Thare & Nongseng (Thaïlandia), muerto el 27.04.1961 en Phalane
(Savannakhet), vic. de Savannakhet.
9. El Padre Noël Tenaud, m.e.p., nació el 11.11.1904 en Rocheservière,
diócesis de Luçon (Francia), sacerdote de la Misiones Extranjeras de París
en Siam y en Laos,, muerto el 27.4.1961 en Phalane, vic. de
Savannakhet.
10. El Padre Vincent L’Hénoret, o.m.i., nació el 12.03.1921 en Pont l’Abbé,
diócesis de Quimper (Francia), Misionero Oblato de María Inmaculada, muerto el
11.05.1961 en Ban Ban / Muang Kham (Xieng Khouang), vic. Vientiane.
11. El Padre Marcel Denis, m.e.p., nació el 7.08.1919 en Alençon, diócesis
de Séez (Francia), sacerdote de las Misiones Extrajeras de París, muerto el
31.07.1961 en Kham Hè (Gnommalath, Khammouane), vic. Savannakhet.
12. El Padre Jean Wauthier, o.m.i., nació el 22.03.1926 en Forniés, diócesis de Cambrai
(Francia), Misionero Oblato de María Inmaculada, muerto el 16.12.1967 en Ban Na
(Xieng Khouang), vicariato de Vientiane.
13. El alumno catequista lavên Thomas
Khampheuane Inthirath, nació en mayo de 1952 en Nong Sim (Champassak), vicariato de
Paksé, muerto el 12.05.1968 en Paksong (Champassak), vicariato de Paksé.
14. El Padre Lucien Galan, m.e.p., nació el 9.12.1921 en Golinhac, diócesis de Rodez
(Francia), sacerdote de las Misiones Extranjeras de París en China y Laos,
muerto el 12.05.1968 en Paksong (Champassak), vic. de Paksé.
15. El Padre Joseph Boissel, o.m.i., nació
el 20.12.1909 en Loroux, archidiócesis de Rennes (Francia),, Misionero Oblato de María Inmaculada, muerto el 5.07.1969 en Hat
I-Et (Bolikhamsay), vicariato de Vientiane.
16.El catequista kmhmu’ Luc Sy, padre de familia, nacióen 1938 en Ban
Pa Hôk / Kung Hrông Tnéc (Xieng Khouang), muerto el 7.03.1970 en Dène Din
(Prov. de Vientiane), vicariato de Vientiane.
17. El saravat Maisam ‘Kèo’ Pho Inpèng, laico kmhmu’, padre de familia , nació
hacia 1934 cerca de Sam Neua (Houaphan), muerto el 7.03.1970 en Dène Din (Prov.
de Vientiane), vicariato de Vientiane.
En la foto, los 6 Mártires OMI. De izquierda a derecha: Juan
Wauthier, Luis Roy, Miguel Coquelet, Vicente L’Hénoret, José Boissel y Mario
Borzaga
AVISO IMPORTANTE
Para los lectores lectores de este Blog y para los "Amigos de los Mátires Obatos" en general:
Este Boletín informativo se edita, no ya en Roma, sino en Madrid, y siempre cargo del P. Joaquín Martínez Vega; pero se distribuye impreso desde la "Casa Martirial" (Misioneros Oblatos de María Inmaculada - Avda, Juan Pablo II nº 45 - 28224 Pozeulo de Alarcón - Tel. 91 3523416- email P. David Muñoz Medina: dav.m.medina@gmail.com).
Interesados en recibirlo, gratis, dirigirse preferentemente a ese Oblatos y a esta última dirección. Muchas gracias por su interés.
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Joaquin, estimado siempre es agradable encontrar blogs con tanta oratoria. estoy muy satisfecha con los topics que abordas, tanto yo como mis colegas de la gran hermandad blanca estaremos al pendiente de ti si lo deseas. un besito a la distancia ♥
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