sábado, 19 de enero de 2013

Siempre perseguida...






Allá por los años 40, para mantener la “memoria viva” de nuestros Mártires, en la misma “casa martirial” de Pozuelo donde ellos habían vivido y habían sido aprisionados, surgió la feliz iniciativa de recabar datos y testimonios de las personas que los habían conocido más de cerca, preferentemente de sus padres y de los párrocos. Los escolásticos de entonces se encargaron de escribir las cartas. No todos contestaron; pero sí hay un puñado de respuestas que queremos dar a conocer, pues sirven para acercarnos a la infancia y juventud de los futuros Mártires.

Hoy comenzamos con el beato Francisco Polvorinos Gómez, de quien un sobrino carmelita descalzo testificó que durante las vacaciones en su pueblo y en aquel ambiente tan hostil a toda manifestación religiosa, el joven Francisco reiteraba con valentía aquella afirmación: “La Iglesia siempre ha sido perseguida; pero jamás será vencida” Esta frase impresionó tanto a Rosa Mª Lorenzo, pintora del cuadro de la beatificación, que no se resistió a plasmársela en el pecho. Siempre perseguida... ¡También en nuestros días! El nuevo Beato tenía visión de futuro.
Trascribimos una carta de D. Carlos Fernández, párroco del pueblo del Mártir, al entonces escolástico y hoy sacerdote, P. Ernesto del Blanco Ormazábal, natural del vecino pueblo de Almanza, provincia y diócesis de León. En ella nos da detalles interesantes sobre la vida de Francisco adolescente.


J.H.S.





Sr. D. Ernesto del Blanco.
Pozuelo de Alarcón.

Muy Sr. mío y estimado paisano:

Después de un saludo muy cordial, y manifestar mi complacencia acerca del cuestionario que me suplica con respecto a la vida del que fue mi feligrés Francisco Polvorinos Gómez, mártir de nuestra Cruzada y de quien conservo gratos recuerdos.

En la Iglesia
                   Cuando vine a esta Parroquia el año 1915 Francisco tendría 6 años, llamaba la atención por su afición. no sólo por ir a la iglesia con frecuencia, sino que tomaba parte en la Misa cantando la de Requiem y echando el “Parce”. En vista de esto, le mandé estudiar el ayudar a Misa. lo que hacía aun sin poder con el misal porque era de estatura pusillus. Luego la cantaba él solo y ayudaba a la vez. Luego fue sacristán, rezando el rosario y cuanto le ordenaba, hasta que marchó a Urnieta el año 25. Se significaba por su modestia en todos los actos.
         A los 7 años recibió los Sacramentos de Penitencia y Comunión, los que frecuentaba en las principales festividades: La Inmaculada, Primeros Viernes de mes del S. C. de Jesús, Siete Domingos de S. José, con preferencia las dos primeras.
         Manifestó su vocación a los 10 años; pero su madre no le dejaba porque su padre era pastor y le hacía mucha falta para tener y ayudarle en la poca labranza que tenía, pues los otros tres hermanos estaban sirviendo.
De amor a los Misiones le oí decir a su padre que quería ser fraile para ir a ver los infieles; hasta que con motivo de venir por aquí un P. Dominico, familiar del Sr. Maestro, estuvo conmigo, manifestando los deseos de Francisco; y escribí a Urnieta, donde estaba Manuel Martínez, alumno de ese Escolasticado hasta la República, que fue cuando se vino a casa; manifestando al P. Antonio Capuano, fundador y director de “La Purísima”, y al P. Emilio Alonso, superior, con quienes tenía relaciones epistolares, la vocación de Francisco, su instrucción, índole, etc., ya que a pesar de la edad convenía admitirle; lo consultaron entre sí los PP. y me contesta el P. Emilio que en septiembre, vendrá por aquí un Padre a examinarle; en dicho mes fue llamado a Villaverde de Arcayos donde fue examinado por el P. Villalba aprobándole y admitiéndole, todo en el acto, marchando en el mismo mes a Urnieta, donde fue muy estimado, pues recuerdo que no le querían dejar venir a vacaciones con el fin de tenerlo a su lado y alimentarle, pues parecía estar débil; pero él tenía amor por sus padres y quería ayudarles algo durante el verano. En la escuela era el primero y en la sección el encargado de la 2ª.

En su casa.
                            De obediencia, respeto y amor a sus padres, baste decir que a pesar de su vocación, hacía lo que le mandaban, no marchar, y era constante en el trabajo de campo y además tenía afición a la carpintería

En la calle
                            Su juego predilecto eran los bolos, los jóvenes de su edad dicen que era atrayente, afable, y expansivo, y, diré yo, comunicativo, pues de los varios Religiosos, Padres y colegiales que tengo, con ninguno he tenido tantas relaciones epistolares, sobre todo cuando estuvo de militar en el Alcázar de Segovia y cuyas cartas conservaba hasta hace poco. Tiene 3 sobrinos Carmelitas: El P. Gerardo de Santa Teresa, profesor de Sgda. Escritura en Oviedo, el Subdiácono Juan Eulogio de la V. del C. que está ampliando sus estudios teológicos en Roma, y el H. Emigdio, que pasará a estudiar Teología a Oviedo; pero no me escriben, aunque si manifiestan tener recuerdos.

En la escuela
                            Asistía con puntualidad, y era tan aplicado, que al llegar a casa después de la escuela y al echarle de menos, dice su hermana Calixta, madre de los tres Religiosos, le encontraban estudiando en la habitación, y después de la edad escolar no sólo iba a la escuela nocturna, sino también a la diurna en el invierno; y el maestro decía que le ayudaba mucho; le respetaba por amor. Asignaturas predilectas: Catecismo explicado del P. Mazo e Historia Sagrada; fue el “mayorista” hasta que salió de la escuela.
Perdonen por lo mal escrita que está esta carta, es que mi pulso se altera.
         Quedo de V. afmo. y s. s. en mi J. M. y J.

Carlos Fernández
Párroco de Calaveras de Arriba

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