Santa Marina siempre destacó por su religiosidad que ha dado como fruto
muchas vocaciones consagradas y tres Mártires ya beatificados. Uno de ellos es
Marcelino, que nace y crece en el seno de una familia numerosa y muy probada:
de ocho hijos, seis murieron en vida de sus padres. Nuestro Beato bebió la
devoción hacia Jesús Eucaristía desde su tierna infancia. De ahí era normal que
surgiera su vocación al sacerdocio. Atraído quizás por otro Mártir de su
pueblo, el Beato Juan Antonio Pérez Mayo, llamó a las puertas del
juniorado oblato de Urnieta (Guipúzcoa)
para iniciar los estudios, que tuvo que interrumpir y volverse a casa por
razones de salud. Lo intenta de nuevo; pero la salud es una rémora para sus
estudios. Le proponen hacer optar por la vocación de hermano oblato, renunciando
al sacerdocio. Acepta con generosidad, inicia el noviciado en Las Arenas
(Vizcaya) y emite sus primeros votos en 25 de marzo de 1928. Permanece en la
comunidad del noviciado prestando valiosos servicios como sastre y portero. En
1930 de inaugura el escolasticado en Pozuelo y es destinado a esa nueva
comunidad, y se suma a las tareas de otros hermanos. Tres de ellos serán
Mártires de la fe. Un Oblato, superviviente de la matanza, el P. Felipe Díez, dice
de ellos: Vivían en su sacrificio ejemplar en los distintos ministerios que
ellos tenían (…). De manera especial quiero
destacar el ejemplo de los Hermanos Coadjutores que desempeñaban con
alegría las tareas más humildes en la comunidad y eran un estímulo para todos,
dándonos un ejemplo alegre y sencillo en el trabajo cotidiano.
A continuación puede leerse la declaración que sobe el hermano
Marcelino ofreció un familiar.
Marino
Álvarez Cantón
Santa Marina del Rey, puente sobre el Órbigo
Marino
Álvarez Cantón
Soy sobrino político del Siervo de Dios Marcelino Sánchez Fernández. Las
cosas que he sabido de él son por referencias de familiares, en concreto de mi
suegro Angel Sánchez Fernández. También por la hermana del Siervo de Dios
Cecilio Vega, llamada Manuela Vega.
La familia,
religiosa y probada
Los padres del Siervo de Dios Marcelino Sánchez eran Nicolás y Ángela.
Eran labradores, en tierras de secano. Tuvieron ocho hijos, de los cuales murieron
todos en vida de los padres y solamente quedó Ángel que era mi suegro. Este
matrimonio era cristiano con una conducta moral buena.
Por las referencias que tengo
el ambiente familiar era bueno, apacible, religioso, con un corazón muy
inclinado a perdonar.
No obstante los
condicionantes de su familia, Marcelino decidió seguir la vocación de oblato, a
la cual se sintió llamado. La relación de Marcelino con su familia fue siempre
muy buena.
De niño fue “Tarsicio”
Pertenecía en su infancia a
la asociación de “los Tarsicios”, que se distinguía por su devoción a la
eucaristía; y según las referencias anteriormente indicadas, era un niño y un
muchacho que comulgaba con frecuencia.
También por referencias de
Manuela Vega sé que Marcelino iba todos los días en burro a ayudar a misa al
párroco de Villamor, el pueblo del Siervo de Dios Cecilio Vega.
Un chico formal
Por las
referencias que tengo, Marcelino tenía fama de ser un chico muy formal y, así
como de un hermano mayor suyo, el segundo, decían que era un chico que hacía
muchas travesuras, se le contraponía con su hermano Marcelino, porque a éste no
se le conocía ninguna. Además era buen compañero y obediente a su padre y a su
madre.
Hermano Oblato
Según las referencias que tengo los hermanos
coadjutores se incorporaban después del Noviciado al ministerio que les
asignasen. Siempre le he oído decir a mi suegro, hermano de Marcelino, que a éste
le destinaron a Pozuelo y le encargaron de ayudante de cocina, sastrería, de la
granja, de la portería, y todos estos cargos en sucesivas épocas. También le oí
decir siempre a mi suegro que el Siervo de Dios llevaba siempre el rosario.
Clima de hostilidad
y primera detención en el convento
Sobre el clima que existía en Pozuelo frente a
los Misioneros Oblatos, mi suegro, con el cual yo he hablado muchas veces de
estos temas, me contó que él deseaba ver a su hermano Marcelino, y conocer la
suerte que había corrido, estando en Pozuelo y que los milicianos no le habían
dejado pasar.
Según las referencias de mi
suegro, fue detenido en el Convento de Pozuelo con todos los que componían la
comunidad. Según todos los datos que poseo la causa de la detención fue por ser
religiosos. La misión que tenía él fue la que he descrito anteriormente y nunca
estuvo implicado en cuestiones políticas.
Sobre si preveía su detención
yo estimo que sí, y me fundo en ello ya que, por las referencias que tengo,
existían indicios, como amenazas y decir por parte de las autoridades que el
Convento les pertenecía a ellos, que (los frailes) sobraban allí.
Pudo evitar la detención, (pero)
por razón de su fe y fidelidad a su comunidad quiso permanecer con todos ellos.
Sin que pueda precisar la
fecha exacta, sé que por fin los milicianos entraron en el Convento de Pozuelo
y que los recluyeron en una habitación pequeña. Mi suegro me contó en varias
ocasiones que a algunos de los oblatos les intentaron torturar arrancándoles
las uñas.
Tengo una idea no muy clara que en Madrid los
componentes de la Comunidad fueron dispersados por distintas casas. Mi suegro
me contó que Marcelino, estuvo con otros compañeros en casa de un sastre que
hacía las sotanas para los Oblatos.
En la segunda
detención, a la cárcel
En cuanto a la segunda
detención, lo que puedo decir es que fue una persona, sin que pueda precisar
más, la que denunció al grupo de Oblatos que estaban en esa casa, que fueron
inmediatamente detenidos, llevándoselos, según las referencias que tengo, a la
Cárcel Modelo. Por referencias de supervivientes que estuvieron con mi tío, así
como de otras personas seglares, las condiciones en que estuvieron en esa
cárcel eran pésimas, maltratados, en cuanto a vejaciones físicas, morales
(teniendo que oír blasfemias), mal alimentados, pasando frío. Por referencias
de mi suegro, también supe que Marcelino fue sometido a interrogatorio con
palabras y situaciones que dejaban mucho que desear en cuanto a la moral
cristiana, teniendo que soportar continuas blasfemias en esos interrogatorios.
El comportamiento del Siervo
de Dios, según referencias de su hermano, fue siempre estar dentro de las
normas de la vocación que había elegido. Con sus compañeros en la prisión tuvo
una relación muy buena porque era una persona muy noble.
Fusilado en
Paracuellos
Sobre el hecho del martirio,
los milicianos, en un momento dado, leían unas listas conocidas posteriormente
como “las sacas” donde, conforme iban pronunciado el nombre de la persona, la
sacaban a los camiones y en estos los conducían al lugar de la ejecución.
Marcelino y los restantes Oblatos fueron conducidos, según las referencias que
tengo, a Paracuellos o a la Casa de Campo. Yo me inclino a que fue en
Paracuellos, pues, según el libro de Ian Gibson titulado “Paracuellos del
Jarama”, reseña al Siervo de Dios Marcelino entre los que murieron en
Paracuellos. En cuanto a la fecha, por referencias de mi suegro, fue el 28 de
noviembre de 1936.
Por todas las referencias que
tengo, y teniendo en cuenta que mi tío era plenamente consciente de su fe,
deduzco y estoy convencido de que preveía su martirio. Estando plenamente
convencido de su fe, estimo que estaba plenamente convencido de su martirio y
que la reacción ante el mismo fue de aceptación de la voluntad de Dios,
consecuencia lógica de su vivencia de fe. El único móvil que le pudo guiar fue
el de dar su vida por Dios, porque naturalmente no iba a sacar ninguna
ganancia. Si pudo librarse de la muerte hubiese podido escapar del Convento de
Pozuelo saltando las tapias, o también apostatando de la fe. Pero él prefirió
seguir fiel a su vocación religiosa y cristiana. Por todas las referencias que
tengo, estimo que él fue consciente que lo mataban por odio a la religión y por
su condición de religioso.
Fama de martirio
Mi suegro se enteró de la
detención de su hermano por comentarios en el pueblo, y fue cuando vino a
Madrid, pero, como ya he declarado, no pudo entablar contacto con su hermano.
Posteriormente, acabada la guerra, supo que lo habían matado. Pasado el tiempo,
alrededor de los años 60, al tener noticias más concretas de cómo fue la muerte
de Marcelino, fue cuando lo tuvimos en la familia por mártir. En el pueblo no
puedo precisar la fecha desde cuando se le tiene por mártir, pero desde hace
muchos años. Sí puedo decir que hoy se les tiene por verdaderos mártires. Sobre
los hechos que avalan esta fama de martirio puedo decir que mi suegro, que
todos los días asistía a dos misas, rezaba a su hermano. Yo mismo he encargado
la celebración de misas por su beatificación y siempre lo tengo in mente. Yo le
rezo la oración de los Mártires Oblatos por la mañana y por la noche. En el
pueblo me consta de mucha gente que le reza a él. También tengo que decir que
entre las religiosas de San José de la Montaña, he hecho personalmente
propaganda del Siervo de Dios para que se encomienden a él.
Amor a Dios y al
prójimo
La caridad para con Dios,
según mi criterio, la vivió en un primer momento dejando todas las cosas de su
casa, y más concretamente a su madre paralítica por seguir la vocación a la que
se sintió llamado.
En cuanto a la caridad para
con el prójimo cuando iba de vacaciones al pueblo, ayudaba en el campo no sólo
a su padre, sino también a otras personas del pueblo. Ya he declarado que, en
la carta a la que he hecho referencia, muestra preocupación por su madre y ternura
hacia ella.
Yo pienso que Marcelino
fue fiel a sus votos religiosos. Si mi tío entregó la vida por Dios, estimo que
vivió la virtud de la fortaleza de forma heroica. Teniendo en cuenta cómo se
vivía en las congregaciones religiosas hace 30 años, y lo digo por experiencia
personal, necesariamente hubo de vivirla.
El Órbigo, río truchero
Santa Marina, popular Feria del Ajo
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