viernes, 27 de noviembre de 2009

Justo Gil Pardo


Datos biográficos

Justo Gil Pardo nació en Lukin (o Lúquin), provincia de Navarra y diócesis de Pamplona-Tudela, el 18 de octubre de 1910.
Hijo de una familia muy numerosa, once hermanos, sus padre, Jesús y Vicenta, eran cristianos fervorosos y honrados. Al fallecer su padre, comentaban los vecinos: “Ha muerto la mejor persona del pueblo”.
Justo da los primeros pasos de su formación cristiana y humana, arropado por el calor del hogar familiar y la colaboración de las Hijas de la Caridad, que tienen un colegio en la localidad. En la catequesis parroquial era ejemplar y asistía a Misa a diario.
En Lukin, pueblo más bien pequeño, hay dos iglesias monumentales, una dedicada a la Virgen y la otra a su Patrono San Martín. Con motivo del novenario se celebraban muchas misas en ambos templos. Justo ayudaba en todas.
En ese clima religioso, brota espontánea su vocación al sacerdocio. Pensaba entrar en el seminario diocesano, pero quería ser también misionero.
El cura de un pueblo vecino, D. José Mª Sola, le orientó al Juniorado de los Oblatos. Tenía entonces unos 15 años. Las etapas de su formación religiosa y eclesiástica serán, como para los otros Siervos de Dios, compañeros suyos en el martirio: Juniorado en Urnieta (Guipúzcoa), Noviciado en Las Arenas (Vizcaya) y estudios de filosofía y teología en Pozuelo (Madrid).
Fue ordenado de Diácono en Madrid el 6 de junio de 1936, al terminar tercer año de teología, y esperaba la ordenación sacerdotal en el transcurso del año siguiente.
Sus hermanas ya le estaban confeccionando los paramentos sagrados.
Su hermano, Fray Pedro, monje benedictino en Leyre, nos habla de la ilusión que le hacía a Justo llegar a esa ordenación, ilusión compartida por todos sus familiares:
“Era tal la ilusión (…) que se vivía en la familia, que en casa tenían ya el alba para dicha ordenación, alba que había sido confeccionada por mi hermana con la ayuda de las Hijas de la Caridad, y que luego se regalaría a la parroquia”.

Testimonios

La devoción a Jesús Eucaristía y a la Santísima Virgen, que había mamado en el seno de su parroquia y familia, se acrecentó en sus años de formación religiosa.

J. M. V., siendo Provincial de los Oblatos de España, nos trasmitió lo que había oído en Lukin de labios de una hermana de Justo:
“Durante las vacaciones trataba de recomponer las posibles tensiones en la familia. Era muy devoto de la Eucaristía a la que trataba de no faltar ni un solo día”.
Sus formadores resumen su evaluación en dos frases: “Impresión general muy buena, con esperanzas de que será un buen religioso y celoso misionero”.

Martirio

El 22 de julio de 1936 Justo fue detenido con todos los miembros de la comunidad oblata de Pozuelo y hecho prisionero en su propio convento. Dos días más tarde es conducido a la Dirección General de Seguridad en Madrid y puesto en libertad al día siguiente.
Vive en la clandestinidad, refugiándose en diversas casas. Gracias a su hermano Benedictino, sabemos algo de sus idas y venidas por aquel Madrid alborotado y hostil con todo lo religioso. Había que protegerse y Justo acude primero a casa de un hermano suyo que vive en la Travesía del Horno de la Mata 7.
Veamos el relato de Fray Pedro:
“Mi hermano fue a casa de nuestro hermano Raimundo. Estuvo oculto en ella durante nueve días, hasta que los comentarios de la vecindad hacían peligrar, tanto la vida de Justo como la de su hermano y esposa Teresa. Por esta razón, Teresa llevó a mi hermano Justo a la casa provincial de los Oblatos, donde lo acogieron, y estuvo allí hasta el día siguiente en que pasó a una pensión cuyos dueños eran conocidos de Raimundo. Mi hermano Justo conocía esa pensión porque daba clases de música a uno de los hijos de los dueños. Allí estuvo durante dos meses y medio: desde el 1 de agosto al 15 de octubre de 1936, fecha en que lo detuvieron como consecuencia de un registro general y lo llevaron a la cárcel Modelo”.
Allí en la cárcel Modelo de Madrid se encontró con sus hermanos Oblatos. Después de un mes, lo trasladan al colegio escolapio de de San Antón que había sido convertido en cárcel. Fue su última mansión.
En una de las “sacas” de la noche del 27 al 28 de noviembre formó parte, como varios de sus hermanos Oblatos, de la lista de quienes, bajo apariencia de ser puestos en libertad, fueron llevados a Paracuellos del Jarama para ser ejecutados.





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