Natural de Fuenlabrada de los Montes
(Badajoz)
(Badajoz)
24 años
Religioso
profeso de votos perpetuos, subdiácono
Joven
de gran personalidad, fomentaba el buen espíritu en el seno de su comunidad. Emprendedor,
metódico, perseverante en cuanto acometía. Su rasgo más característico: una
constante inquietud misionera que contagiaba al resto de sus compañeros. Tuvo
que interrumpir los estudios para incorporarse al servicio militar y fue
destinado a África. El tiempo vivido en ese continente contribuyó a aumentar su
inquietud y vocación misionera.
Nació en Fuenlabrada de los Montes, diócesis
de Toledo y provincia de Badajoz.
Era subdiácono. En breve iba a
ser ordenado sacerdote.
Joven de gran personalidad, vivía con la preocupación
de fomentar el buen espíritu e su
comunidad. Era emprendedor, metódico y perseverante en cuanto acometía. Su
característica más sobresaliente: fuerte inquietud misionera que contagiaba a
sus hermanos de comunidad. Con sus 24 años, ya se veía misionero y actuaba como
tal.
Juan José nació el 5 de marzo y fue bautizado el 16 del
mismo mes en la parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción. Su padre,
Jesús María Caballero, estaba casado en segundas nupcias con Baudilia Rodríguez
y de este segundo matrimonio nacieron dos hijos: Elisa y Juan José. Del primer
matrimonio habían nacido también dos hijos: Arsenio y Epifanio Caballero
Molina.
La condición económica de la familia era pobre; pero
profundamente religiosa. El padre, que se dedicaba a la agricultura, era tenido
como una de las personas más religiosas de la localidad. Al fiel
cumplimiento de todas las obligaciones de cristiano, añadía la ayuda a la
parroquia como Sacristán. Pertenecía también a las cofradías del Santísimo
Sacramento, de la que era secretario, y la de Jesús Nazareno ,
de la que era Hermano Mayor. Por sus conocimientos culturales, poco corrientes
entonces por aquellos pueblos, era una buena ayuda, no sólo del párroco, sino
también de los vecinos.
Existía una gran unión y cariño entre los miembros de su
familia. Juan José sentía la vocación misionera, pero la mantuvo oculta, dadas
las necesidades materiales del hogar, que requerían su presencia.
Un compañero de escuela dice de él que “ninguno llegaba a
la altura de Juan José y que éste siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás
(en las tareas escolares), que era totalmente cumplidor de sus deberes y que su
ritmo de aprendizaje era ideal”.
La Providencia quiso que familiares del P. Francisco
Esteban (quien será más tarde su Provincial y compañero de martirio) entraran
en relación con él. La
familia Esteban Lacal le prestó ayuda económica y esto
facilitó a Juan José el ingreso en el seminario menor de los Misioneros Oblatos
en Urnieta. Allí mejoró mucho en su dedicación al estudio y a la práctica de
las virtudes.
Terminados los estudios secundarios, pasó a Las Arenas
para hacer el noviciado e hizo su primera profesión religiosa el 15 de agosto
de 1930, fiesta de la Asunción, titular de la parroquia donde fuera bautizado.
En 1931, ante la persecución desatada contra la Iglesia
en Madrid, conocida como la quema de conventos, por razones de
seguridad, vuelve con sus hermanos de comunidad a Urnieta.
Más tarde, ya de nuevo en Pozuelo, tuvo que incorporarse
al servicio militar y fue destinado al Norte de África. El tiempo vivido en ese
continente contribuyó a aumentar su inquietud y vocación misionera.
De vuelta a Pozuelo, hace su oblación perpetua el 25 de
febrero de 1936 y unos meses después recibe el subdiaconado. Pero dos semanas
más tarde las ilusiones que había puesto en el sacerdocio, cada vez más
cercano, se ven truncadas por el comienzo de un calvario que culminaría en el
martirio.
Testimonios
No tenemos muchos sobre su martirio. Citamos la carta del
el P. Emilio Alonso, a un hermano del mártir:
“Recientemente estuve en Madrid y he aquí los datos que
he podido recoger sobre él. Fue detenido en la noche del 28 de octubre y
conducido a la cárcel Modelo. De
allí fue trasladado a la cárcel de San Antón en la noche del 15 de noviembre.
En la noche del 28 del mismo mes fue “sacado” con otros muchos, entre ellos 12
Oblatos más, y llevado con rumbo desconocido. No se ha vuelto a saber más de
aquella expedición, que se llamó expedición de Muñoz Seca, porque en ella iba
el ilustre comediógrafo”.
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