Justo González Lorente
Natural
de Villaverde de Arcayos (León)
21 años
Religioso
profeso de votos temporales
Una testigo del pueblo, sobrina del párroco, hablando de Justo y Pascual, declara que "eran personas, de
buen trato con todos, muy sencillos, siempre dispuestos a ayudar a todo el
mundo. Su comportamiento en vacaciones era extraordinario, ayudando al sacerdote y asistiendo a Misa todos los días (por la mañana); y por la tarde eran asiduos a acudir a la iglesia para estar en silencio
ante el Sagrario" (a ejemplo de sus respectivas madres, ya que ambas eran "Marías de los Sagrarios"). Sus formadores dicen de él que era franco y abierto, que recibía bien las correcciones y
procuraba tenerlas en cuenta. Su gran ilusión: ser misionero, y se preparaba
para ello llevando con gran rigor su formación espiritual e intelectual. El
mismo día del arresto en el convento, por la noche, los milicianos mandaron a Justo con otro a por agua. Por el camino comentaron la posibilidad de escaparse,
aprovechándose de la oscuridad. Él replicó que no y que "fuera lo que Dios
quisiera”.
Datos biográficos
Justo González Lorente nació en Villaverde de Arcayos, provincia y diócesis de León, el 14 de octubre de 1915. Su familia, conocida
en el pueblo como muy cristiana, facilita y cultiva en él la vocación
religiosa siguiendo así las huellas de
varios hijos e hijas del pueblo. El 14 de agosto de 1927 ingresa en el
seminario menor de los Misioneros Oblatos de Urnieta (Guipúzcoa) y en 1932
comienza el noviciado en Las Arenas (Vizcaya).
Hace su primera oblación temporal, por un año, el 15 de agosto del año
siguiente. Pasa a Pozuelo para proseguir
los estudios llevando con gran rigor su formación intelectual y espiritual. Al
terminar el primer año de teología se disponía a hacer su oblación de por vida.
Dios le pedirá que haga de su vida una oblación cruenta: el martirio.
Semblanza
Parecía algo
tímido y sentimental; pero era alegre, servicial y amigo de todos. Quienes le trataron
los describen como un religioso que destacaba por su gran ilusión de ser
misionero y se preparaba a ello con gran ilusión. La misión era el ideal de su
vida. En una carta a su
hermana Dionisia, religiosa, le decía que él ansiaba ardientemente culminar la
etapa de la formación para entregarse de lleno a Dios mediante la consagración
religiosa.
Detención y martirio
El 22 de julio de 1936 las circunstancias van
a cambiar el rumbo de sus sueños. Fue detenido con toda la comunidad oblata en
el mismo convento, que quedó aquel mismo día convertido en prisión. Dos días
más tarde, en la madrugada del 24 de julio, Justo fue sacado del convento con
otros seis Oblatos y con un seglar, padre de familia, Cándido Castán,
encarcelado en el convento. Todos ellos fueron martirizados en la Casa de Campo
de Madrid.
Testimonio
Los Siervos de Dios (los Oblatos de Pozuelo),
afirma un testigo, preveían el martirio, dado el
ambiente de hostilidad que reinaba en todas partes contra la Iglesia y sus
miembros. Desde meses antes de su detención estaban advirtiendo que sus vidas
corrían peligro por los insultos y amenazas de muerte que con frecuencia les
hacían por el simple hecho de ser sacerdotes o religiosos. Esta situación
motivaba en todos una preocupación por prepararse a lo que Dios en su
providencia amorosa les estuviera reservando, manteniendo una actitud serena en
un ambiente de fervor como preparación inmediata a lo que estaban previendo. Convencidos estaban todos que si la muerte les
llegaba era tan sólo por odio a su fe cristiana y al hecho de ser personas
consagradas”. Justo era uno
de ellos.
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